La duplicación de géneros no hace falta en español. Ni en francés (ahora están de polémica en el país vecino a causa de un «manual escolar inclusivo» por su Academia). Este uso no tiene un carácter denotativo (no añade significado) sino connotativo (implica un mensaje adicional). Quienes acuden a esa fórmula («ciudadanos y ciudadanas», «españoles y españolas»…) desean mostrar de buena fe su voluntad igualitaria entre sexos. Y quienes sentimos abusivas esas duplicaciones las podemos comprender, sin embargo, como medio para cumplir un fin que compartimos.
Pero cuando alguien contraviene por sistema la gramática y esquiva el genérico masculino, suele encontrarse inconvenientes.
Leer más en www.elpais.com.