Estos son algunos datos de la última publicación Archiletras Científica, la revista semestral de investigación sobre lengua y literatura, que dedica su décimo número al español en Europa y que ha sido presentado este lunes en el Instituto Cervantes.
Una publicación que ha sido dirigida por Estrella Montolío Durán, catedrática de la Universidad de Barcelona, y coordinada por Francisco Moreno Fernández y Héctor Álvarez Mella, del Observatorio del Español en Europa, en la que se pone de manifiesto que en el conjunto del continente europeo la cantidad de usuarios potenciales de español fuera de España se acerca a la de los hispanohablantes de España.
Eso supone que más de 90 millones de europeos son hablantes potenciales de español, como lengua nativa, heredada o aprendida.
Los primeros, los que tienen el español como lengua propia, proceden de España o Latinoamérica, mientras que otros mantienen el español como herencia de antepasados que marcharon hacia países europeos hace ya tiempo, o son personas que vuelven a sus países en Europa después de haber pasado una temporada en España o en otros países hispanohablantes llevando consigo el español que hayan aprendido. A estos hay que añadir los que lo estudian en sus propios países, según ha explicado Estrella Montolío.
Entre los factores que acercan a los estudiantes europeos al español se encuentran la oferta que existe en sus sistemas de educación, el hecho de que se valora como un factor de empleabilidad y también porque se sienten atraídos por la cultura en español, ha indicado la catedrática.
«No es exactamente atraídos por la lectura del Quijote o la poesía de Lorca o Cien años de soledad, sino más bien por la música latina de Shakira, Rosalía, Karol G, las series televisivas exitosísimas como La casa de papel. Y es que las series de televisión, además de ser los contadores de historias de nuestros tiempos, se han desvelado como una de las vías más importantes para aprender nuevos idiomas», ha dicho Montolío.
Los coordinadores de la publicación destacan cómo, de todos los espacios de crecimiento de la comunidad hispanohablante, el continente europeo es tal vez el menos valorado, por no decir el más desconocido.
El protagonismo del español en los Estados Unidos, su penetración en el sistema educativo brasileño o la propia dinámica poblacional de los países hispanohablantes, hasta ahora muy pujante, han relegado a Europa a un segundo plano en el paisaje internacional del conocimiento y uso de la lengua española, sostienen.
Además, han destacado cómo el «nutrido» paisaje idiomático europeo, con más de 60 lenguas, además de las oficiales en la Unión Europea, relativiza el peso de los idiomas más extendidos, incluido el español, «dado que para los europeos el multilingüismo y la convivencia de lenguas es un aspecto identitario de gran relevancia».
Una variedad idiomática que ha señalado también el director del Instituto Cervantes, Luis García Montero, quien ha destacado los retos que plantea esta publicación: potenciar la enseñanza del español en Europa en las disciplinas regladas y participar en español en la transformación tecnológica en el espacio virtual.
García Montero ha recordado también que la lengua y la cultura están íntimamente relacionadas y que «enseñar un idioma es mucho más que enseñar un vocabulario», además de destacar que «la interculturalidad es una respuesta democrática a un mundo globalizado que genera tendencias autoritarias, identidades cerradas y discursos de odio».