Pipería, meblings, chinga. Son palabras llanitas que pronto podrían dejar de existir. El hablar gibraltareño se diluye entre las nuevas generaciones nacidas en el Peñón, que miran cada vez más a Londres y para los que el español ha dejado de estar presente en su día a día. Estudian en inglés y viven en hogares en los que el andaluz apenas se escucha.
El llanito es una mixtura lingüística riquísima, de inglés y castellano, pero también de italiano, marroquí o portugués que se habla en los seis kilómetros cuadrados sobre los que se extiende Gibraltar.
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