(…) «Ahora, la academia se acoge y le da cumplimiento a lo que establece la normativa del lenguaje, a través de los códigos de la lengua como son el diccionario, la gramática y la ortografía.
Debemos ajustar nuestra expresión al buen decir y eso tiene una normativa», asegura el director de la Academia, Bruno Rosario.
Desde el punto de vista académico, explica Rosario, “postulamos un lenguaje correcto, adecuado, hermoso si es posible. En esa dualidad, por un lado la norma que pauta la academia y por el otro lado la realidad socio-lingüística, que es deficiente».
«Tenemos pues, un trabajo que hacer, que es promover una inquietud por la lengua, sembrar una conciencia del lenguaje.
Esto lo podemos hacer, realizando actividades tendentes a crear conciencia y crear conocimiento en los usuarios de la lengua».
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