Uno de los extranjerismos más frecuentes en los últimos días fue boom, palabra inglesa usada para referirse al ‘éxito o auge repentino’ de algo. He aquí algunos ejemplos de El Tiempo: «Tuvo su boom entre 1999 y 2002» y «El boom de hoy comenzó con Kevin Flórez», sobre la champeta; «Definitivamente hay un boom en Colombia», sobre la Feria Arco 2015.
Del diario económico La República: «Que le permitiera sacar provecho del boom comercial del país», sobre la venta de motocicletas. De El Espectador: «El boom de la bicicleta cada vez se siente más fuerte en Bogotá», sobre la movilidad en la capital colombiana.
En todos estos casos la palabra inglesa boom se hubiera podido cambiar por las españolas auge o éxito.
El término boom se comenzó a usar en nuestro ámbito lingüístico a finales de los 60 para referirse a un grupo de escritores latinoamericanos que por esa época empezó a leerse con avidez en España. Los más significativos representantes del boom de la literatura latinoamericana son Cortázar, Vargas Llosa, García Márquez y Carlos Fuentes.
En días pasados la usaron bastante los periódicos, con motivo del cumpleaños 87 de Gabriel García Márquez y de los 50 años de publicación de Rayuela, de Julio Cortázar.
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