Herrero ha participado este viernes en un coloquio sobre los cambios en la forma de comunicarnos que ha generado internet en el Congreso Internacional de Comunicación y Tecnología Comunica2, que se celebra en el campus de Gandía de la Universitat Poltitècnica de València (UPV), y ha defendido que la lengua «es capaz de asumir los nuevos retos» de la sociedad.
«Lo que se espera de ella es que se adapte a las nuevas demandas de inmediatez, contenido, capacidad sintética o puede verse arrollada por otras en un entorno digital», ha afirmado el asesor lingüístico, director editorial de {Pie de Página} y gestor de proyectos en SinFaltas, en una conversación con EFE.
A su juicio, el hecho de que una lengua «tenga facilidad para incorporar nuevos términos o adaptarse a estas corrientes es un síntoma de que goza de buena salud», y ha advertido de que, en el caso de la comunicación digital, «si la lengua no fuera capaz de adaptarse, no le sería útil a los hablantes».
El asesor lingüístico y editor ha dicho que internet «ha revolucionado la forma de comunicarnos y nuestras vidas», con canales que «nos dan el don de la ubicuidad», que permite mensajes «rápidos, respuestas inmediatas y todo el saber en la palma de una mano».
Estos cambios, ha añadido, han supuesto una «revolución», que ha transformado también el lenguaje, con la inclusión de nuevas palabras, usos gramaticales o licencias ortográficas, pero ha precisado: «hoy utilizamos términos que sabemos que tiene una fecha de caducidad», ya que «la lengua va a terminar eliminando aquello que no va a necesitar».
Sobre la introducción de términos más coloquiales o vulgarismos en la lengua y su repercusión, Herrero ha considerado que hay que pensar que en internet «conviven distintos registros y contextos, cultos y coloquiales, e igual que en el entorno físico se saben distinguir los registros, en el digital hay que saber cuándo pueden permitirse unas licencias y cuándo no».
Al respecto, ha explicado que el objetivo de la Fundación FundéuRAE es promover el «buen uso» del español en los medios tanto digitales como físicos, y dotar a las personas que ejercen tareas de comunicación en estos entornos de herramientas para saber mantener el registro y la comunicación con un código común, compartido por todos.
«La clave es que, en la búsqueda de la inmediatez, si se pierde la parte de la corrección, la comunicación va a ser más complicada, va a haber un problema en la comprensión», ha agregado Herrero.
En el caso de la comunidad hispanohablante, una cultura «apasionada por la lengua» hasta el punto de que «si se suprime una tilde, hay guerras encarnizadas», ha bromeado, desde la Fundación, y en colaboración con las Fundéu de Argentina y la de la República Dominicana, se intenta ser «lo más panhispánicos posible» y «desterrar que el único español válido es el de España».
«La lengua es transversal a todo lo que hacemos y saber comunicarnos es poder conseguir muchos objetivos, hacernos comprender, saber expresarnos de forma eficaz, y debe ser uno de los pilares de la formación de las personas», ha concluido.