A ningún hispanohablante se nos ocurriría pensar que la palabra despotricar podría acarrear grandes dificultades en su pronunciación, si bien es cierto que tampoco es de las más sencillas por esa sílaba –tri– precedida de –po– que casi la convierte en un trabalenguas.
Sin embargo, para un japonés podría ser una trampa mortal. «En general, los japoneses suelen apoyar el sonido de una consonante con una vocal, aunque sea incluso en una combinación de dos consonantes o una consonante al final de palabra. Por ejemplo, carta la pronunciarían como caruta; mesas como mesasu; abierto como abieruto; y Madrid como Madorido», explica Pablo Navarro, profesor de español en el Instituto Cervantes de Tokio. Y añade: «despotricar sería para un nipón algo así como desupoturicar». Verdaderamente impensable para el mismísimo Cervantes.
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