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Carteles de aviso, subtítulos en películas y artículos de prensa son ejemplo del poco cuidado que en ocasiones se presta a la ortografía.
Quién no recuerda a la maestra de primaria con su libro de gramática en mano, dictando las reglas ortográficas al aburrido auditorio infantil. O esas tediosas tardes repitiendo que «después de la letra M siempre se coloca b larga», entre otro tipo de pautas de uso del lenguaje escrito.
El Diccionario Planeta es un poco más explícito: Deporte: Actividad que se practica como ejercicio o en forma de competición individual o colectiva, y que pone en juego cualidades tales como la movilidad física, la fortaleza y la habilidad de los practicantes. ¿Cómo quedan allí el motociclismo y el automovilismo? Entonces, ¿a quién le creemos? Preguntas: ¿Son el ajedrez, el bowling, el automovilismo, la cacería, el billar, las fiestas taurinas, deporte? Volvemos al cuadro uno: hay que precisar la definición.
Más de cuatrocientos millones de habitantes hablan, en la actualidad, la lengua española. Esta población se encuentra distribuida, en primer lugar, en los países de las tres Américas y en segundo lugar, en España.
Gracias al Diccionario panhispánico de dudas (Santillana, 2005) nos estamos enterando, para sorpresa de todos los que habitamos la ciudad de México, que el gentilicio de los naturales de la capital del país es «mexiqueño» (no «defeño» ni «chilango»). ¿A quién tenemos que agradecerle el bautizo? Obviamente, a la Real Academia Española que, en sus criterios tan esclarecedores, ya se parece a la FIFA.
En medio de tantas noticias malas, siempre asoma alguna buena, que nos devuelve la caridad. ¡Ay, no!, que nos devuelve la fe quise decir. ¡Es que me hago un lío con las virtudes teologales! No sé si la que corresponde es la una o la otra. ¡Siempre dudo!
¡Yo te aviso, chirulí!. Si usted cree que con estudiar únicamente gramática, las reglas gramaticales, va a manejar solventemente su idioma, créamelo, usted está equivocado. Puede pasarse usted la mitad de su vida aprendiendo gramática y eso no garantiza que usted será un buen manejador de su idioma; porque el idioma es significación, interpretación, comunicación, y eso no está directamente contenido en las reglas de la señora gramática.
Es un hallazgo de la Academia de Letras. Estaba escrito a mano y será editado este año.Muchos de los vocablos tienen plena vigencia hoy. Y hay muchas curiosidades, como la que revela que la tan porteña palabra «che» es de origen araucano.
El 5 de enero pasado, este diario publicó un editorial que incluía esta frase: «Evo Morales es el primer indio elegido presidente de Bolivia y, como tal, representa una novedad de suma importancia». Ese mismo día, Jorge Alania Vera envió desde Lima un correo electrónico en el que decía: «En Perú la palabra indio tiene una connotación despectiva. No así la palabra indígena. Lo mismo sucede en Bolivia y Ecuador».
El año 2006, neonato e ilusionante, ha de ser la puerta para una serie de acontecimientos destinados a afectar positivamente al futuro de la lengua española. Me refiero a su futuro en los EE. UU., naturalmente, pero también a su futuro internacional.
Diversos testigos confirman la anécdota que habla por sí sola: la industria de la construcción en China nunca duerme. Hay que grabar el paisaje urbano en la memoria antes de irse a dormir, porque a la mañana siguiente las cosas se ven diferentes. Todo crece, todo el tiempo. Entre otras cosas, la demanda de la lengua y la cultura española.
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