La jerga juvenil es casi siempre pasajera pero en ocasiones aporta a la lengua recursos ocurrentes, expresivos y con más fuerza de los que tiene el lenguaje de los adultos, por lo que hay que evitar los prejuicios con los que muchas veces se observan esos modos de hablar.
La profesora de Lengua Española de la Universidad Complutense, Ana María Vigara, ha defendido las formas de expresión de los jóvenes, cuyo lenguaje «sólo es una cuestión de edad» a pesar de la cual los adultos y los especialistas «nos enfrentamos a él con prejuicios».
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