Como es habitual, su inclusión en esta lista tan solo busca reflejar el uso y la evolución del léxico, sin que implique necesariamente una aceptación o una censura.

⇒ Aunque el elemento compositivo usual en español para el azúcar es sacar- (del latín saccharum), como en sacarífero, sacarificar y sacarímetro, en el lenguaje técnico se va extendiendo sucr-, con el que se ha creado sucroalcoholero, que se aplica a lo relacionado con el cultivo de la caña de azúcar y a la producción de alcohol a partir de ella.

⇒ Un nombre como biopila nos puede hacer pensar en un primer momento en un generador de electricidad, pero en realidad es un método de la ingeniería ambiental que permite, gracias a la acción de microorganismos, descontaminar suelos que contienen petróleo o aceite con un montículo, montón o pila de material orgánico.

⇒ A veces resulta conveniente observar y analizar determinadas situaciones manteniendo la distancia y sin involucrarse. De modo metafórico, se habla de efecto balcón, pues este elemento arquitectónico permite observar lo que sucede en la calle desde una posición elevada y tranquila.

⇒ Entre los fenómenos atmosféricos más devastadores se encuentran los tornados. Para expresar lo relacionado con ellos se ha formado, con la ayuda del sufijo -⁠ico, el adjetivo tornádico, de modo similar a volcánico. Así, se habla de vórtice tornádico y de célula tornádica.

⇒ Cuando un estudiante tiene un rezago escolar notable, puede tener una edad que está por encima de la que corresponde al nivel que cursa. En algunos países se está llamando extraedad a esta condición.

⇒ Mientras que el grafólogo estudia las características de la escritura de las personas para identificarlas o revelar su personalidad, el grafotécnico se centra en determinar la autenticidad o falsedad de los textos manuscritos y su autoría. El primero se orienta más al ámbito de la psicología, y el segundo, al judicial.

Ver también

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