Abstract Existe consciente o inconscientemente entre las personas una «lucha discursiva». Ésta no hace más que poner de relieve los múltiples y legítimos usos que los hablantes hacemos del lenguaje: las «variedades lingüísticas», ya que el lenguaje no es invariable sino mutable. En razón de ello, este texto se propone ofrecer una de las posibles miradas ideológicas (el lenguaje es ideológico) que este fenómeno acredita: una lucha por el poder de decir. Su legitimidad lingüística. ¿Hasta dónde es posible hablar de la «pureza» del idioma?, ¿qué es correcto decir?, ¿desde qué criterio científico?, ¿cuál es el corolario pedagógico de esa posición asumida?, ¿qué deberá tener en cuenta la escuela para promover adecuadamente el idioma?, ¿hipótesis de la deficiencia o hipótesis de la diferencia?
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