El campeonato tuvo además eco en un buen número de medios de comunicación: Gente despierta y el informativo 14 horas de RNE, El Confidencial, Julia en la Onda de Onda Cero, 20 minutos, ABC, La Sexta, La Tarde y Tiempo de juego de COPE, La Vanguardia, Diario As…, entre otros muchos. 

Pero lo que más nos gusta, lo que nos llena de satisfacción, es que nuestra fiel comunidad de seguidores no solo sigue nuestras propuestas y vota en concursos y encuestas, sino que siempre aporta nuevas palabras y expresiones.

En este caso, los comentarios en las redes sociales empezaron con muy buen pie cuando un seguidor nos agradeció que hubiéramos seleccionado la flor innata de los lapsus. A partir de ahí, nada podía fallar.

Bebés sietevecinos y fallos multiorgásmicos

En Instagram, isa_ipg aportó la «sosa acústica», hypokampus la «columna vertical» (ese no va tan desencaminado) y dermarita tres pequeñas joyas: el «bebé sietevecino» (que será seguramente el que nace a los siete meses de embarazo en la casa de al lado), quedarse «en estado de show» y sufrir (bueno, quizá ese no sea el verbo adecuado) un «fallo multiorgásmico». 

En Facebook, Alfonso Carlos Pérez Álvarez nos recordó un clásico («Doctor, mi marido y yo hace cinco años que lo intentamos y no hemos tenido hijos. O él es prepotente o yo soy esméril. Me es inverosímil»), que recuerda a aquel otro de la pareja que, «al no hacer vida marítima, nunca tuvo condescendencia».

María Esther Escardó nos habló de una empleada que cada vez que tenía que hacer un trámite se quejaba diciendo «Cuánta democracia», y Yai Yai Questions mencionó uno que se hace un poco de lío con la ortodoxia: «Esto hay que hacerlo como mandan los canónigos».

En Twitter, @Belisan14 aportó un lapsus calami (los que se cometen escribiendo, no hablando) que puede resultar un poco sonrojante: despedir un correo electrónico cien veces revisado con la expresión «Un salido».

Claro que todo puede empeorar:

De Pich y Pon a la señora Malaprop

En el artículo anterior contábamos que este tipo de errores se siguen llamando en Cataluña piquiponadas en recuerdo del alcalde de Barcelona Juan Pich y Pon, un verdadero artista del lapsus.

@jmtraductor, además de aportar su favorito, nos recordó otro de los nombres por los que se conoce a este tipo de desliz: malapropismo. Es una adaptación del inglés malapropism, que a su vez viene de la señora Malaprop, un personaje teatral del siglo XVIII que hacía las delicias del público con sus deslices verbales.

@luciano113d completó el lapsus de la antena diabólica («¿Conocéis algún lantenista? Me han robado la antena diabólica de mi piso adobado»), @larssen041h aportó uno muy de estos días («el gel hidroléctrico»), @palabrasmadrid3d mencionó la fotocopia compulsiva» y @jesuscobratrad añadió uno que, como él mismo señala, hasta tiene su sentido: «sufrir una dobledosis».

Y atentos a las preocupaciones de la madre de @adalopezglez acerca de la religión que profesa la novia de su sobrino:

@LauraSSM34m recordó a algunos de los grandes creadores de este tipo de frases, como Gomaespuma («En pequeñas diócesis es muy de Gomaespuma, como Dios menguante y permanecer en el economato») y @Ray_Met20h citó a Los Morancos cuando contaban que su omaíta tenía los huesos descalificados por la ostiaporiosis.

Y como la realidad siempre supera a la ficción, pocas horas después de terminado el campeonato, la administradora única de Radio Televisión Española, Rosa María Mateo, vino a sumarse con un caso memorable en el que el nombre de la propia corporación que dirige quedó convertido, por arte de lapsus, en Radio Televisión Espantosa.