El ganador ha derrotado en la gran final con el 57 % de los votos a otro clásico: el cólico frenético (por nefrítico).
Una vez más tenemos que dar las gracias a los miles de seguidores de la Fundéu que no solo han votado en cada una de las fases de la competición, sino que en muchos casos han añadido sus propios lapsus, algunos descacharrantes.
Quien tiene boca…
Confundir, al hablar, palabras de sonido parecido, pero de significado muy distinto es algo que puede pasarle a cualquiera. Lograr que esa equivocación tenga su gracia y se convierta casi en una obra de arte ya no es tan común. En este campeonato hemos reunido 16 lapsus que nos gustan especialmente para que nos ayudes a elegir el más divertido.
Las prisas, los nervios (y el desconocimiento del significado real de las palabras, no vamos a engañarnos) pueden jugarnos a veces malas pasadas.
Decidimos seleccionar 16 de estos errores y ponerlos a competir en nuestra cuenta de Twitter para saber cuál es el favorito de nuestros seguidores.
Algunos de ellos puede que resulten familiares al lector porque salieron en algún momento de la boca de personajes populares a los que hemos preferido no citar. Por un lado, porque, como suele decirse, conviene señalar el pecado, pero no al pecador; por otro, porque la atribución de algunas de estas perlas lingüísticas no es siempre fiable y en algunos casos roza la leyenda urbana.
Solo citaremos al autor de varios de ellos y por la única razón de que su insistencia en trabucarse y confundir las palabras lo hicieron famoso hasta el punto de dar nombre a estos lapsus. Se trata de Juan Pich y Pon, que tuvo, entre otros muchos cargos, el de alcalde de Barcelona en los años 30 del pasado siglo y cuya colección inacabable de dislates lingüísticos dio origen a la voz piquiponada, que aún hoy se emplea en Cataluña para referirse a este tipo de errores. A él se atribuyen, entre otros muchos, el del sifilítico (su pobre sobrino, que coleccionaba sellos y, que se sepa, no tenía ninguna enfermedad infecciosa), la calígula veraniega y nuestra ganadora, la luz genital («En la Rambla de Catalunya han abierto un restaurante con luz genital», dicen que dijo).
Algunas frases, por último, están sacadas de la vida misma, oídas en autobuses, tiendas, salas de espera y hasta en alguna emisión de radio. Combinaciones imposibles que enseguida hacen saltar las alarmas y alegran el día a los buenos degustadores de estas delicias del idioma.
⇒ Tenía mucho dinero; nadaba en la ambulancia (por la abundancia)
⇒ Le gusta que lo miren, estar en el candelabro (por el candelero)
⇒ Se está encargando de todos los preservativos (por preparativos) de la boda
⇒ Estamos metidos en una auténtica aborigen (por vorágine) de trabajo
⇒ Es muy doloroso el cólico frenético (por nefrítico)
⇒ Colecciona sellos, es sifilítico (por filatélico)
⇒ ¡Qué calor! Estamos en plena calígula (por canícula)
⇒ Dice maldades, tiene una lengua vespertina (por viperina)
⇒ Es mejor tomarlo en pequeñas diócesis (por dosis)
⇒ La claraboya proporciona luz genital (por cenital)
⇒ Es lo opuesto a él, su antílope (por antítesis)
⇒ No sé si le dio un mareo o una linotipia (por lipotimia)
⇒ Llama la atención, es muy ostentóreo (por ostentoso)
⇒ Se presenta por la circuncisión (por circunscripción) electoral de su pueblo
⇒ Veo los programas de otros países con la antena diabólica (por parabólica)
⇒ Está sórdido (por sordo) como una tapia