Gracias al Diccionario panhispánico de dudas (Santillana, 2005) nos estamos enterando, para sorpresa de todos los que habitamos la ciudad de México, que el gentilicio de los naturales de la capital del país es «mexiqueño» (no «defeño» ni «chilango»). ¿A quién tenemos que agradecerle el bautizo? Obviamente, a la Real Academia Española que, en sus criterios tan esclarecedores, ya se parece a la FIFA.
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