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| Macarena Soto (Agencia EFE)

Leila Guerriero: no hay otro idioma en el mundo que una como el español

La periodista y escritora argentina Leila Guerriero asegura que no hay otro idioma en el mundo que una tanto como el español, y denuncia el peligro del llamado periodismo ciudadano, en una entrevista con Efe con motivo de la próxima cumbre iberoamericana de Cartagena de Indias.

Las zapatillas de deporte siempre van en su maleta. Es en sus kilómetros de carrera ligera por parques, callejuelas o avenidas donde le llega gran parte de la inspiración, esa que sigue alimentando con los poemas de Idea Vilariño o las columnas del más periodístico de todos los García Márquez que ha tenido Iberoamérica.

Leila Guerriero nació en Junín (Argentina) hace ahora 49 años y pese a que su firma está presente en todas las grandes publicaciones de crónicas periodísticas latinoamericanas como Gatopardo, El Malpensante o Etiqueta Negra, y en diarios de gran prestigio como El País o La Nación, no se reconoce como referente de las nuevas hornadas de periodistas.

«Lo que pasó en los últimos 15 años en el periodismo latinoamericano es que se cambiaron los referentes, tenemos referentes para los más nuevos y son latinoamericanos”, introduce para citar a los mexicanos Alma Guillermoprieto y Juan Villoro, el chileno Cristian Alarcón o sus compatriotas Martín Caparrós y Josefina Licitra.

Y es que algo ha debido de suceder para que «los chicos de ahora no aspiren a escribir como Gay Talese sino que quieran ser Caparrós, Villoro o Julio Villanueva Chang. Eso sí puede ser una diferencia con España, donde hay articulistas increíbles pero siento que quizá dejaron de prestarle atención a la crónica».

«La crónica de Indias la inventaron en España, no fuimos nosotros», recuerda jocosa y siempre dando nombres, como quien señala a culpables de toda una trayectoria literaria en español «que sí es una patria», según dice.

Como pagando una deuda pendiente, repasa la historia literaria y periodística de uno de los grandes autores iberoamericanos, Gabriel García Márquez, de quien rescata sus primeras columnas en los diarios colombianos, llenas de un lenguaje «modernísimo, casi vanguardista».

«Le debemos que incluso después de ganar el Nobel se siguiera preguntando sobre su vocación. Siempre dijo que era periodista», celebra la argentina, quien asegura que a Gabo «no solo se le debe la Fundación (de Nuevo Periodismo Iberoamericano) sino también la valorización del oficio».

Culpa al colombiano de provocarle «una gran inspiración» porque, según cuenta, al leer los textos de García Márquez «te morís por ponerte a escribir» y señala que, además de la Fundación, contribuyó «sin quererlo» a sustituir a los referentes anglosajones por los latinos.

Ante los variados retos que enfrenta el periodismo, las redes sociales (de las que huye), el periodismo ciudadano, la precariedad laboral o la transición del periódico en papel al digital, Guerriero se mantiene en su trece e insiste en que escribe «por vocación».

«El nuestro siempre fue un oficio superjodido, por lo menos en nuestro continente», dice sin tapujos apuntando a que la suya fue la generación que tuvo que luchar «contra la precariedad laboral», pero la anterior «lo hizo contra las dictaduras».

A su juicio, los medios han hecho «una cosa muy peligrosa» con el periodismo ciudadano, «convenciendo a la gente de que cualquiera puede ser periodista», aunque reconoce que aportaciones ciudadanas han dado lugar a grandes investigaciones como Wikileaks.

«Hay una cosa de hacer periodismo es que vos te vas haciendo en el hacer, vas aprendiendo, si sacas una foto y la subes es el gran descubrimiento durante unas horas, y después se licúa, eso no te transforma en periodista, te transforma en ciudadano con buenas intenciones», añade.

No necesita que le arrojen una pregunta para resolver ciertas incógnitas que tiene muy claras: «¿por qué hay gente que sigue queriendo escribir novelas si los escritores ganan salarios muy bajos? ¿por qué se escribe? Porque no se puede hacer otra cosa».

«No es como que heredé la empresa de papá y me dedico a fabricar más dinero. Tiene que ver con una pulsión creativa, con el hecho de querer provocar un efecto en otra persona y eso es algo muy poderoso, no podés reprimir y guardar en una bolsa y decir ‘bueno me da igual, me dedico a la abogacía que con eso me va a ir mejor’».

La poesía, que lee «por placer» y le «enseña a escribir», marca las pulsaciones de su forma de narrar, sobre todo poetas como Idea Vilariño o Louise Glück, quienes «con poco, poco, poco, hacen mucho, mucho, mucho».

La escritura es su modo de vida, el idioma «una cosa mágica que funciona» en Iberoamérica: «es genial que seamos decenas de países hablando algo que se llama español, vas al lugar donde hablan el español más raro del mundo y lo entiendes, eso es maravilloso».

«La patria es el idioma, eso sí nos une, tienes a Sor Juana Inés de la Cruz, Cervantes, Góngora, Nicanor Parra, Idea Vilariño … es fantástico que toda esa gente haya producido literatura en una misma lengua. No hay otro idioma en el mundo que tenga este fenómeno», sentencia.


(Nota: Esta información constituye un extracto de una entrevista más amplia que aparecerá en un libro conmemorativo que la Secretaría General Iberoamericana publicará próximamente con motivo del XXV aniversario de las cumbres iberoamericanas)

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