Las redes sociales, el correo electrónico y los mensajes de móvil han obligado a millones de personas a relacionarse cada dos por tres con un teclado y, por tanto, a reflexionar sobre las palabras y a plantearse dudas ortográficas o gramaticales.
Hasta hace sólo unos años, la escritura habitual formaba parte de determinados ámbitos profesionales, pero no alcanzaba a la inmensa mayoría de la población del mundo avanzado. Mucha gente podía pasar semanas y meses sin necesidad de escribir nada (aunque sí de leer). Ahora, sin embargo, se escribe más que nunca en la historia de la humanidad.
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