En un contexto lingüístico, redundancia es el uso reiterado o excesivo de palabras e ideas; pero en algunos casos es necesaria para evitar ambigüedades. Por ejemplo, si se indica que alguien «se retiró de la empresa cuando llegó a los 50 años», si se trata de la edad habría que especificar que «se retiró de la empresa cuando llegó a los 50 años de edad», pues si se evita la redundancia podría captarse también que «dejó de trabajar en esa empresa cuando llegó a los 50 años de labores».
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