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| Piedad Villavicencio Bellolio (El Universo.com, Ecuador)

La esquina del idioma: No confundamos efigie con esfinge

Una efigie es una imagen; es la representación o copia de un ser humano.

También es la concepción de algo que puede ser real (que existe, es patente o verdadero) o ideal (que solo está en el pensamiento o en la parte afectiva de las personas).

De ahí que, como ejemplo de uso de este sustantivo, tenemos los siguientes: «La efigie de León Febres-Cordero, exalcalde de Guayaquil, se distinguirá en un sector del malecón Simón Bolívar». «Con ese rostro angelical, es la viva efigie de la inocencia».

Y para indicar la acción de ‘hacer una efigie’ o ‘representar en efigie’, tenemos el verbo efigiar, que es de uso transitivo y se conjuga como «anunciar»: «yo efigio», «tú efigias»; «él efigia…».

En cambio, según la mitología griega, «esfinge» se refiere a un ser fabuloso que tiene cuerpo y pies de león, pero cabeza y pecho de mujer. También este sustantivo alude a una estatua que se asemeja a un león acostado, cuya cabeza puede ser de una persona, de un carnero o de un halcón. Ejemplo: «Las esfinges de Egipto tienen un gran atractivo turístico».

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