Se licenció en Filología Hispánica por la Universidad Complutense con una tesis, dirigida por el catedrático de Literatura Hispanoamericana de la Autónoma, Teodosio Fernández, que versó sobre la Narrativa Mexicana de la Onda: Gustavo Sainz, un estudio encaminado a desentrañar cómo el llamado «juvenilismo» mexicano estaba azotando el arte narrativo y dotándolo de una frescura e irreverencia desconocidas. En la Complutense se adentró en el campo de la semántica bajo la batuta del académico Gregorio Salvador Caja. Fue profesora universitaria durante diecisiete años en la UNED, pero además ha participado de tertuliana, articulista y colaboradora de diversos medios españoles y extranjeros.
Desde su primera novela publicada en 1989, Piedras preciosas, la crítica destacó, como aportaciones fundamentales a la literatura de finales del siglo XX, la originalidad y modernidad de su narrativa, su contemporaneidad. Así lo apreció, entre otros, Rafael Conte, en El País: «La sorpresa viene por el lado del tono, del estilo, que reúne ternura, escepticismo y suavidad para ahondar en nuestro tiempo». Le siguieron el catedrático Santos Sanz Villanueva, Ángel Basanta, José Antonio Ugalde… En el ámbito internacional, Nouvel Observateur subrayó que «es dueña de un estilo y de una libertad de tono que encantan. Su mirada es irónica. La crueldad es suavizada por la melancolía e incluso la indulgencia para expresar nuestra sociedad».
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