No abundan las palabras que tienen una sola acepción y no puede decirse que «toda palabra tiene un significado exacto». En la entrada, o artículo correspondiente a cada una en los diccionarios, hay por lo general una serie de acepciones, y a menos que se reduzca conceptual y semánticamente por medio del contexto, si está aislada no sabremos a qué se refiere.
En ocasiones hay términos que incluso tienen dos entradas, porque aparte de sus significados distintos, proceden de fuentes etimológicas diferentes, v.gr., en el DRAE el verbo «asolar» en su primera entrada reza: «del latín assolare (derribar): tr. Destruir, arruinar, arrasar || 2. ant. Echar por el suelo, derribar. || 3. Aragón y La Mancha: Dicho de un líquido: posarse. Morfología: Conjúguese como contar». En la segunda entrada del verbo dice: «Asolar (De sol) tr. Dicho del calor, de una sequía, etc: Secar los campos o echar a perder sus frutos. Úsase mucho como pronominal». El primero de estos verbos es irregular, por eso el DRAE pone el modelo para su conjugación: «contar». El segundo es regular.
Como estos dos términos hay otros, tales como «apostar», cuya primera entrada del latín appositum se refiere a hacer apuestas, de dinero o cualquier otro bien, etc., mientras que la segunda, del italiano «postar» se refiere a colocar gente, caballería o artillería en determinado lugar. De estos últimos, el primero es irregular y el segundo regular. También «rato» en su primera entrada, del latín ratus se refiere al matrimonio rato (celebrado legalmente, pero que no ha llegado a consumarse). En la segunda, del latín raptus a un espacio de tiempo, y en la tercera, de «rata», al macho de la rata.
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