En 1993, Umberto Eco publicaba La búsqueda de la lengua perfecta, en la que recorría las motivaciones que habían llevado a los europeos a perseguir desde la Edad Media una lengua única y universal, destinada a cubrir las necesidades consideradas en cada época como imperiosas o relevantes. Siendo así que el interés por las lenguas internacionales no es asunto del último siglo, sino que viene de lejos y con algunos rasgos no tan ajenos al presente, cabe una mínima reflexión sobre el concepto de «lengua global» en relación con las lenguas inglesa y española. ¿Qué es una lengua global? ¿Es realmente el inglés una lengua global? ¿Puede ser considerado el español una lengua global?
Para no provocar intriga alguna, me apresuro a explicitar mi premisa mayor, que no es otra que la siguiente: en la historia de la humanidad nunca ha existido una lengua global y resultará difícil que llegue a haberla.
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