«Con las letras te vas a morir de hambre». La advertencia que su padre, un empresario que llevaba sidra de Asturias a Cuba, le hizo a Humberto López (La Habana, 1936) no se cumplió. El chico dejó la arquitectura y con 19 años viajó a España para doctorarse en Lingüística en la Universidad Central, hoy Complutense. Las palabras le llevaron a ser profesor de Lengua en New Hampshire y Texas; de ahí saltó a Puerto Rico, donde fue durante 22 años director del departamento lingüístico de su universidad; y los últimos 22 se sienta en Madrid como secretario general de la ASALE, la Asociación de Academias de la Lengua Española —hay 22, un número que le persigue—. Rodeado de diccionarios, Humberto habla mucho y gesticula sin parar.
Pregunta. ¿Cuál es el estado de salud del español en América?
Respuesta. Mejor que nunca. Voy mucho a Estados Unidos y la parte hispánica de las universidades americanas que yo conocí no tiene nada que ver con ahora. El español está reinando hoy por sus albedríos. Es muy solicitado. Crece la población hispana a pasos agigantados. El problema es que hay países, como Venezuela, en que la gente se va fuera buscando una oportunidad. Claro, no todo es Miami, donde con suerte encuentras a alguien que hable inglés. Los pobres gringos no se lo creen. Es muy sorprendente. La banca en Miami está en manos de cubanos, en los restaurantes se habla español…
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