La semana pasada, el presidente de la gestora del PSOE Javier Fernández publicaba una carta dirigida a Pablo Iglesias en la que contestaba a la propuesta de moción de censura de Podemos. La carta en cuestión ha traído bastante cola, no solo por su contenido sino también por su redacción. En concreto, el derroche de comas de la carta ha suscitado no pocos comentarios jocosos.
Reconozcámoslo abiertamente: la puntuación en general es un dolor de muelas y las comas en particular nos llevan por el camino de la amargura al común de los mortales. Aquel que esté libre de una coma mal puesta que tire el primer diccionario.
Si la comparamos con la escritura, la puntuación es un invento relativamente reciente. El padre de la coma fue Aristófanes de Bizancio, un bibliotecario de la célebre Biblioteca de Alejandría que vivió allá por el siglo III a. C.
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