La elección del grafema adecuado está regida por nuestras normas ortográficas, convencionales y que deben ser seguidas por todos los hablantes que aspiren a usar correctamente su lengua.
Sin embargo, existen palabras que muestran variantes gráficas que conviven en distintas zonas y cuyo uso está admitido en cualquiera de sus formas. Dos ejemplos clásicos son biznieto y bizcocho, que pueden escribirse también bisnieto y biscocho. Si las buscan en el Diccionario, encontrarán ambas formas. Incluso tres, como en el caso del arabismo sábila (o zábila, o incluso zabila).
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