No todas las normas lingüísticas que se establecen tienen igual aceptación: algunas novedades no acaban de ser bien entendidas por los hablantes y otras veces, sean nuevas o no, generan rechazo y hasta una oposición declarada. Hemos seleccionado para esta lista algunos de estos casos. Solo el tiempo nos dirá qué será de ellos.
La tilde del adverbio solo
Según la última Ortografía académica, publicada a fines del 2010, la voz solo no lleva tilde, ni siquiera cuando es un adverbio inserto en una oración que pueda producir ambigüedad. En la Fundéu publicamos una recomendación informando de esta novedad a principios del 2011 y se armó un considerable revuelo; al parecer, esta tilde que distinguía el solo adjetivo del adverbio es de las más queridas de nuestra lengua.
Descambiar empleado para indicar que se ‘devuelve una compra’
El Diccionario panhispánico de dudas indica que el verbo descambiar, empleado con el sentido de ‘devolver una compra’, es válido. A pesar de que muchos de vosotros señaléis que, en rigor, no se está descambiando nada, sino cambiando algo, este uso está aceptado por la Asociación de las Academias de la Lengua, precisamente por ser muy frecuente en la lengua coloquial en España.
La tilde en guion
La nueva Ortografía académica considera que guion es ahora un monosílabo a efectos de acentuación gráfica, motivo por el cual ya no es preciso tildar esta palabra. Sabemos que, sobre todo a los españoles, esta novedad nos cuesta; es de esas palabras que primero escribimos con tilde y después, al recordar la norma, se la quitamos.
Cesar ya equivale a destituir
Entre las novedades de la vigesimotercera edición del Diccionario académico está la ampliación del significado del verbo cesar, que ha añadido a las acepciones que ya tenía la de ‘destituir o deponer a alguien del cargo que ejerce’. Tradicionalmente este verbo era solo intransitivo, por lo que lo único adecuado era decir que alguien cesaba, pero la Academia valida ahora un uso transitivo que a muchos, sin embargo, no os deja dormir tranquilos.
El espacio como separador de cifras
La Academia, haciéndose eco de las normativas internacionales, ha determinado que, en los números de más de cuatro dígitos, los grupos de tres cifras se separen con un espacio (por ejemplo, «12 345») y no con otros marcadores como el punto o la coma. Esta norma ha generado alguna oposición porque no es el estándar con el que hasta ahora han venido funcionando los programas informáticos, ya que ahora, al tener que insertar un espacio en medio de la cantidad, se corre el riesgo de que los programas la interpreten como dos cifras.
La separación del símbolo del porcentaje de la cifra a la que acompaña
Las normas ortográficas establecen que, cuando una cifra se escribe seguida de un símbolo, como el del porcentaje (%), hay que dejar un espacio de separación entre ambos. Ya sea por desconocimiento, ya por descuido, lo cierto es que esta norma tampoco acaba de cuajar.
Juegos olímpicos y olimpiadas, la caja de Pandora
Lo que todos tenemos claro es que olimpiada designa al ‘periodo de cuatro años comprendido entre dos celebraciones consecutivas de los juegos olímpicos’ y que esta última expresión, juegos olímpicos, sirve precisamente para referirse a los propios juegos.
Sin embargo, mal que pese a algunos, la denominación olimpiadas puede utilizarse como sinónimo de juegos olímpicos: el Diccionario académico recoge como primera acepción de olimpiada ‘la competición deportiva universal que se celebra cada cuatro años en un lugar previamente determinado’ y este sentido está recogido desde 1884.
La tilde en los demostrativos
Aunque tradicionalmente lo adecuado era tildar los pronombres demostrativos, desde mediados del siglo pasado esa tilde empezó a recomendarse solo para los casos de ambigüedad, en los que el pronombre podía confundirse con un adjetivo. Ahora, la nueva edición de la Ortografía de la lengua española ha dado un paso y más y recomienda que se prescinda de esta tilde en todos los casos.
Apartotel, o «¿qué hago con la hache?»
El Diccionario panhispánico de dudas indica que la grafía aparthotel no es apropiada y desaconseja la variante apartahotel por considerarla minoritaria. De modo que recuerda: si no sabes qué hacer con la hache, será que, en este caso, lo mejor es no ponerla.
Papa y rey en minúscula
Las palabras como papa y rey se escriben con minúscula inicial. La Ortografía de las Academias de la Lengua establece que los cargos, de cualquier clase o distinción, son sustantivos comunes y, como tales, se escriben con minúscula.
En la Fundéu sabemos que una cosa es conocer esta norma y otra escribir al presidente de la empresa y no ponerle la mayúscula, aunque, claro, si escribimos al becario…
¿Catar? ¿Qatar? Con lo fácil que es decirlo…
Aunque la grafía tradicional que se venía recomendando era Qatar, la última edición de la Ortografía de la lengua española propone, en consonancia con otros cambios, la grafía Catar. Si te lías, siempre puedes consultar esta recomendación.