Cómo pasar a la acción, cómo conectar con la población y cómo movilizar a la ciudadanía fueron algunas de las cuestiones tratadas en el segundo debate del XVI Seminario Internacional de Lengua y Periodismo, organizado por la FundéuRAE y la Fundación San Millán de la Cogolla y dedicado en esta edición al cambio climático, su lenguaje y su comunicación.

La sesión «De la palabra a la acción ambiental: activismo y divulgación» reunió a Patricia Reina Toresano y Fernando Gómez Soria, creadores de Vivir sin Plástico y del proyecto Un Océano sin Plástico; José Calvo, médico y fundador de Meteosojuela, e Isabel Moreno, comunicadora, divulgadora y presentadora de Aquí la Tierra (TVE), moderados por la coordinadora general de la Fundación San Millán de la Cogolla, Almudena Martínez. Todos ellos comparten la incansable labor de divulgación gracias a la que, hoy en día, se ha conseguido que se dedique mucho más tiempo a cuestiones relacionadas con el cambio climático que hace dos o tres décadas.

«Piensas, más que en transmitir, en cómo movilizar a la población», aseguró José Calvo, que coincidió con el resto de participantes en el objetivo de despertar a la ciudadanía. Isabel Moreno añadió que, para que las iniciativas se vayan propagando, «necesitamos poner más el micrófono en gente que está haciendo cosas». La charla analizó algunas de las herramientas usadas por los divulgadores: el lenguaje, los datos y las imágenes.

Porque, en ocasiones, el lenguaje es complejo. Esto es lo que comenzó mencionando Fernando Gómez Soria cuando señaló las dificultades que entrañan los textos técnicos a la hora de pensar en divulgar ciertos aspectos: «A veces, cuesta mucho leer los informes científicos; están en inglés y son muchas páginas. Otras veces, el periodismo destaca un solo matiz de un informe, cuando tiene muchísimos más. Es muy difícil sintetizar un informe para que lo pueda entender todo el mundo».

En el caso de José Calvo, este puede llegar a reunir en sus eventos a público de tres generaciones diferentes: «El mensaje es parecido, pero lo van a recoger de forma diferente. Tengo que traerlos a mi terreno». En su labor divulgativa intenta esquivar el catastrofismo, debido a que, bajo su percepción, la población en general está un poco cansada de recibir malas noticias y hay que intentar trabajar los mensajes positivos. También advierte Calvo del cuidado que hay que tener «si se da relevancia a personas que hablan del cambio climático con pocos conocimientos. La fiabilidad está en la fuente de información».

Por otro lado, la estrategia comunicativa no puede ser la misma cuando hay que conectar con la ciudadanía que cuando hay que convencer a una empresa sobre la realidad de la crisis climática. En el ámbito empresarial, según Isabel Moreno, el lenguaje es otro: «Cuando hablo con empresarios me centro en los riesgos que va a tener que enfrentar la economía en los próximos años».

Los datos son otra de las herramientas de los divulgadores, pero no todos los ven con los mismos ojos. Isabel Moreno, física, los usa en sus charlas, aunque en pequeñas dosis, segura de que «los números no convencen a nadie; convencen las historias». Moreno señala la complejidad del problema, ya que, en su opinión, «la siguiente revolución es pasar de hablar de crisis climática a crisis planetaria o crisis global, porque la climática es solo una de las patas de esta crisis».

Las diversas formas de divulgación que se pueden presentar hoy en día hacen que José Calvo prefiera evitar el uso de todos estos datos que hoy se manejan: «Creo que existe cierto hastío». Y se pregunta: «¿Esos datos movilizan o paralizan?». La experiencia le dice que hablar de cambio climático, con todas las referencias de las que hoy se dispone, le resulta a la población algo mucho más lejano que el simple hecho de aprender a reciclar.

La parte audiovisual, por supuesto, es una de las claves de la comunicación hoy en día. Patricia Reina (Vivir sin Plástico) reconoció que en su proyecto, convertido ya en forma de vida, se basan mucho en la imagen, en las fotos de su proceso de reducción de plásticos. «Es muy visual. Trucos sencillos, concretos, porque, si no, la gente se pierde», señaló. Y ahí el asunto vuelve a girar hacia la movilización: «Es una forma de animar a la gente: explicando todo, desde lo más básico. Una vez que empiezas a hacer cambios, todo va rodado».

Cada divulgador cuenta con su táctica. José Calvo prefiere evitar las imágenes de catástrofes, para no saturar con malas noticias. En el proyecto Vivir sin Plástico estudian bien el formato en el que se divulga el material que acompaña a las informaciones. Hay imágenes perfectas para un reel de Instagram y hay otras que deben ir junto a un artículo en la web. Todo suma para que cada vez haya más personas hablando de la crisis climática.