Tenemos tan interiorizado que viniera y viniese son intercambiables que cualquier sospecha en contra nos dejaría perplejos.
Como si de un secreto familiar se tratara, nos han mantenido en la ignorancia sin explicarnos que la terminación en -ra siempre ha sido la favorita —la que sirve para todo—, mientras que la variante en -se parece la hermana pobretona, la cenicienta encargada simplemente de limpiar de rimas los textos.
Y es que a nadie se le ocurriría escribir ¡Ojalá asistiera a la carrera de primavera! Con el fin de evitar cacofonías, resulta preferible precisar la referencia temporal y optar por la terminación en -se: ¡Ojalá asistiese a la carrera de mayo!
La terminación en -ra siempre ha sido la favorita —la que sirve para todo—, mientras que la variante en -se parece la hermana pobretona
«¡Pero no es cierto que solo se emplee -se para alternar! —podría replicarse—. ¿Qué hay de malo en Si corriese la maratón, estaría entre las favoritas?». Y la respuesta es nada. No hay nada de malo. Dentro de una subordinada, cantara y cantase mudan su puesto como si dos amigas se prestaran (o prestasen) ropa.
Ahora bien, ¿cuál de las siguientes oraciones diría usted?
a1) También pudiera ser que Rajoy haya preferido rodearse de mujeres en su etapa de gobierno y luego elija a un hombre para sucederlo.
a2) Pudiese ser que hacer una política de izquierdas fuese enchufar a familiares y pagarles con dinero público.
b1) La Corte Suprema debiera revisarlo.
b2) Respecto a la educación, un 31 % cree que la gratuidad debiese ser universal.
c1) Quisiera seguir en este club toda la vida.
c2) El 74 % de los trabajadores quisiese trabajar desde casa.
Seguro que la mayoría sentirá más naturales las primeras oraciones de cada par.
La forma en –se, que no es tonta, empezó a olerse la tostada: cuando pudiera, debiera y quisiera van seguidas de otro verbo y alternan con las formas del condicional (podría, debería y querría), no es adecuado pudiese, debiese y quisiese.
Pero ¿por qué?, ¿qué tiene -ra que no tenga yo?, ¿en qué nos diferenciamos?
Herida en el orgullo, impaciente por conocer su verdadero origen, -se investigó su genealogía verbal en la Gramática hasta descubrir que sus raíces eran otras: «La variante en -ra del imperfecto procede del pluscuamperfecto de indicativo latino (amaveram, ‘había amado’), mientras que la variante en –se procede del pluscuamperfecto de subjuntivo (amavissem, ‘hubiera amado’)».
También por esto, porque cantara viene del pluscuamperfecto de indicativo latino, perviven usos afianzados en el Siglo de Oro y no es extraño en textos literarios, periodísticos y ensayísticos leer frases como «Lo que empezara como una broma terminó levantando el interés de la prensa especializada». Tal como sucede en este ejemplo, cuando empezara equivale a había empezado tampoco es adecuado emplear empezase, de Rh subjuntivo.
A menudo creemos que dominamos nuestra propia lengua, pero ser nativos no nos doctora en nuestro idioma. ¡Qué más quisiéramos!