Así lo ha explicado la coordinadora del Máster en Letras Digitales de la Universidad Complutense de Madrid, Amelia Sanz Cabrerizo, quien ha participado este jueves en la primera mesa redonda del XIV Seminario Internacional de Lengua y Periodismo, «El español y las máquinas: lenguaje, ética y periodismo», que se celebra en San Millán de la Cogolla (La Rioja).

En su intervención en el seminario, organizado por la Fundación San Millán y la Fundéu BBVA —»patrocinada por la Agencia EFE y  BBVA— y que ha inaugurado este jueves la reina, Sanz Cabrerizo ha incidido en que ella lucha contra la idea de que «todo está en internet y todo está disponible».

Frente a ese «neopositivismo» de la red, ha dicho, hay que conocer «qué está digitalizado en el campo de las humanidades y qué no es fundamental porque «cambiará la percepción de la cultura mundial en el futuro».

Ha puesto diferentes ejemplos, como el que en países centroeuropeos se ha avanzado en el proceso de digitalizar especialmente los textos de santos ortodoxos y no de otras religiones; y que en Francia los trabajos de hugonotes o de mujeres «no han merecido la fuerza de digitalización» que han tenido otros autores.

En Gran Bretaña, ha dicho, la institución que digitaliza periódicos solo lo ha hecho con el 5 por ciento de los que tiene y, además, la Unión Europea ha reconocido que el 30 por ciento de sus fondos culturales no podrán ser digitalizados por las condiciones de conservación en la que están, aunque «se podría pensar que detrás de eso hay ideología y política».

Por eso, «cuando nos ponemos a investigar los documentos digitalizados debemos saber que solo hay un número determinado» y «eso va a producir un nuevo canon y una nueva cultura», ha defendido.

Esta situación es «especialmente preocupante cuando los jóvenes solo trabajan en internet, hacen su investigación solo en la red» y a ella «llega un volumen de datos determinado, una parte del todo».

Ante esta situación, ha abogado por un conocimiento crítico de la cultura y por «llevar la ética a posicionarnos sobre qué cultura queremos para el mundo en el futuro».