Muiño ha pronunciado la conferencia El lenguaje como arma de manipulación dentro del XIII Seminario Internacional de Lengua y Periodismo El lenguaje en la era de la posverdad, organizado por la Fundación San Millán y la Fundación del Español Urgente (Fundéu), promovida por la Agencia EFE y el BBVA, y que hoy ha inaugurado la reina Letizia.

Ha afirmado que «todas las generaciones creen que las siguientes están más manipuladas», con lo que «no está claro que la posverdad sea un fenómeno actual» y más bien «es algo que forma parte del ser humano».

Ha defendido que «los jóvenes de ahora son más difíciles de manipular» porque «se creen menos las palabras grandilocuentes, los grandes discursos, y van más a los hechos».

Muiño ha desgranando un decálogo del lenguaje manipulado, que se ha seguido en diferentes momentos históricos o situaciones, desde la justificación de una guerra hasta el maltrato a la mujer.

Un manipulador siempre trata de resaltar las palabras y esconder los hechos

 

El primer paso de ese decálogo es «resaltar las palabras y esconder los hechos» e, incluso, «hacer que el hablar de cosas reales resulte grosero, de poco nivel intelectual» porque, «para el manipulador, lo importante es hablar y solo hablar».

Dentro de esa misma técnica «entra ponerle nombres pedantes a las cosas», como «”cese temporal de la convivencia” en lugar de “separación”» y «utilizar de forma constante palabras impactantes y grandes, como “libertad” o “utopía”».

El manipulador, ha dicho, trata de «convertir todos los temas en cuestiones viscerales» y «siempre tiene una teoría para explicar cualquier cosa, no deja lugar a la incertidumbre»; además de que introduce el miedo en las personas porque «las emociones negativas son más persuasivas que las positivas» y para que haya que buscar un «salvador».

Luis Muiño (c), Juan Soto Ivars (i) y Jordi Corominas (d) durante el primer debate del seminario sobre lenguaje y posverdad.

Luis Muiño (c), Juan Soto Ivars (i) y Jordi Corominas (d) durante el primer debate del seminario sobre lenguaje y posverdad.

Foto Judith González Ferrán

 

Para él, los manipuladores, que se proponen como «salvador», «dan por hecho que quien les escucha está de acuerdo y por eso introducen en su mensaje insinuaciones y sospechas» sobre «los contrarios», pero siempre «sin argumentarlas».

Ha propuesto «recetas» contra la manipulación, como «el uso del humor» porque «es lo más demoledor para quien quiere dirigir a un grupo porque hace que la gente se fije más en los hechos y pierda el respeto y el miedo».

«También, en nuestra sociedad, hay que ayudar a construir narrativas más sanas, a tolerar la incertidumbre y a rebajar el lenguaje pedante porque mucha gente, sobre todo jóvenes, saben que cuando no se entiende a alguien es que no está diciendo nada».

En el coloquio, el catedrático de Psicología Social de la Universidad Autónoma de Madrid, José Miguel Fernández-Dols, ha alertado de «una segunda era de la manipulación que marca un cambio de rumbo en la política mundial», ya que hay diferentes lugares del mundo «en los que aparece el mismo perfil de líder, que es un gran comunicador y explota el resentimiento» de la sociedad.

El periodista Esteban Hernández, de El Confidencial, cree que el «decálogo del manipulador» se ajusta hoy en día a lo que ocurren en países de Centroeuropa, al brexit, a la victoria en las elecciones de Trump o al proces en Cataluña, lo que ocurre por «un deterioro de las instituciones medias, las que ponían coto al poder».