Existe un animal marino que habita en las aguas profundas del océano Ártico y que, según el Diccionario de la lengua española, es un ‘cetáceo de unos seis metros de largo, con cabeza grande, hocico obtuso, boca pequeña, sin más dientes que dos incisivos superiores, uno corto y otro que se prolonga horizontalmente hasta cerca de tres metros; cuerpo robusto, liso, brillante, blanco y con vetas pardas por el lomo, dos aletas pectorales y cola grande y ahorquillada’.
Posiblemente, con estos datos aún no sepas a qué nos referimos, a pesar de que en los últimos meses se han avistado algunos de estos cetáceos varados en las playas, concretamente en los bañadores de la gente, en las chanclas, en las toallas… También hay bolis, llaveros, peluches, pantuflas, bálsamos labiales o auriculares con la forma de este animal.
El 41 % votó por ballicornio, mientras que el 49 % lo hizo por ballecornio
Hablamos del narval. Su colmillo largo y retorcido es el causante de que a veces se le llame el unicornio marino. Sin embargo, la versión dibujada (más amigable, naíf, achuchable en algunos casos…) se ha popularizado con el nombre de ballicornio o ballecornio.
Queríamos saber cuál de las dos formas es la que más usan nuestros seguidores de Instagram y no dudamos en preguntárselo. La cosa ha estado muy ajustada: el 41 % de las personas que participaron votó por ballicornio, mientras que el 49 % restante lo hizo por ballecornio.
Y es que ambos términos pueden considerarse válidos, pues los dos están construidos por acronimia, esto es, por la unión de dos palabras (en este caso, de ballena y de unicornio) que se toman enteras o en parte (como docudrama, de documental + drama; u ofimática, de oficina e informática).
Por tanto, en función de por dónde se segmenten, se obtiene una forma u otra: ball(ena) + (un)icornio = ballicornio o balle(na) + (uni)cornio = ballecornio.