En muchos casos, ese trabajo acaba convirtiéndose en una de nuestras recomendaciones diarias, en las que tratamos de aconsejar usos, señalar qué es adecuado en el lenguaje periodístico y qué no. En otras ocasiones, esos hallazgos no se convierten en consejos lingüísticos y no son nada más (y nada menos) que pistas que nos indican por dónde va la lengua, qué usos surgen y desaparecen, cuáles se ponen de moda… Ese pequeño tesoro de palabras es lo que queremos compartir con vosotros a partir de ahora en este blog, sin más ánimo que el de ir recopilándolas, sin que ello implique necesariamente una aceptación o una censura.

⇒ La presentación del nuevo iPhone nos ha traído varios términos. Por ejemplo, slofie, de slow selfie y que sería un selfi a cámara lenta. También se habló mucho de la tripofobia, la fobia a los patrones repetitivos.

⇒ El inglés to mute es ‘callar’ o ‘silenciar’. Con estos sentido se ha formado el verbo innecesario mutear para llevar a cabo esas acciones en ciertas aplicaciones informáticas.

⇒ La crisis en la Argentina también es un hervidero de voces, como, por ejemplo, pesificar, que básicamente es ‘convertir en pesos las depósitos que estaban en dólares’ y que se ha formado con el sufijo ficar. El sustantivo es pesificación, con el sufijo -ción.

⇒ Otro ejemplo de formación válida en español, pero relacionado con la crisis climática, es sabanización, para el proceso por el que un ecosistema se acaba convirtiendo en sabana, que puede ser el paso previo para que llegue a ser un desierto.

⇒ Quienes rechazan la emergencia climática están empezando a emplear el término, aparentemente acuñado por Bolsonaro, de climatismo. Con él se pretende tratar al movimiento en defensa del medio ambiente como una ideología sin base científica.

⇒ La preocupación por contaminación en las ciudades no para de crecer, y al proponer soluciones se habla de la ecomovilidad, es decir, la posibilidad de moverse por ellas de modo ecológico.

⇒ Boris Johnson habló en la ONU de un mundo orwelliano. Es un adjetivo ya habitual para una sociedad controlada mediante la propaganda y sin libertad ni intimidad. Como otros derivados que aluden a una persona, en este caso George Orwell, se escribe con la inicial minúscula y respetando la grafía del apellido.

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