Muchos estudiosos consideran que algunos de los términos que se usan para informar sobre este problema (la propia expresión cambio climático, entre ellos) no ayudan a que los ciudadanos perciban con la claridad suficiente su magnitud y sus consecuencias.

Esa es, por ejemplo, la conclusión de un estudio recientemente publicado en la revista Bioscience, en el que sus autores aseguran que en este campo se está utilizando un lenguaje muy conservador y poco explícito.

Algunos grandes medios internacionales, como The Guardian, han optado ya por introducir nuevos términos en las informaciones sobre el cambio climático y por sustituir algunos de los que venían empleando.

Así, el diario británico decidió hace unos días cambiar su libro de estilo para dar prioridad a expresiones como climate crisis o climate emergency (literalmente crisis climática o emergencia climática) frente a climate change (cambio climático). Además, y entre otras variaciones, darán preferencia a la palabra wildlife (literalmente vida salvaje o silvestre) frente a biodiversity (biodiversidad).

La utilización por parte de los medios de un lenguaje acorde con la gravedad del problema es una condición imprescindible para que los ciudadanos puedan tomar conciencia del mismo y adoptar sus decisiones

«Muchos periodistas nos han preguntado por esos cambios y por una posible adaptación al español», explica el director general de la Fundéu BBVA, Joaquín Muller.

En su opinión, la utilización por parte de los medios de un lenguaje acorde con la gravedad del problema es una condición imprescindible para que los ciudadanos puedan tomar conciencia del mismo y adoptar sus decisiones: «La precisión en el lenguaje es una obligación de todo periodista para transmitir un mensaje claro».

Aunque desde luego existe un componente lingüístico, se trata de un asunto que tiene muchas otras implicaciones, añade. «Adaptar al español las propuestas hechas en inglés por The Guardian, por ejemplo, exige un trabajo en el que participen lingüistas, periodistas y, sobre todo, expertos y estudiosos del problema».

Por eso, y de la mano de EFEverde, se creará un grupo de trabajo, en el que participarán expertos del Ministerio para la Transición Ecológica, la Oficina Española de Cambio Climático y de diversos grupos y universidades, que ayude a hacer propuestas que ofrezcan a los periodistas herramientas con las que informar de forma más clara y eficaz sobre la situación climática.

En consecuencia y como primera medida, EFE ha decidido emplear ya la expresión crisis climática en lugar de la más genérica cambio climático para hace hincapié en la magnitud y en las consecuencias de este fenómeno para la naturaleza y para el ser humano.

Para el director de EFEverde, Arturo Larena, el uso de los términos adecuados para transmitir la complejidad de la situación del planeta es fundamental: «En la actual situación de emergencia climática la información precisa y plural de la mano del periodismo especializado y de los expertos en la materia es básica para contar con una sociedad mejor informada».

El proyecto que ahora iniciamos —agrega— entronca con los objetivos de desarrollo sostenible de Naciones Unidas, en este caso el número 13 Acción por el clima.

«EFE lleva años apostando por la información ambiental y con esta iniciativa de la mano de Fundéu, redobla su compromiso con la información de servicio público» que en 2009 se plasmó en la edición de la Primera Guía para periodistas sobre cambio climático y negociación internacional, añade.

Recientemente, la agencia pública fue uno de los primeros medios en suscribir, el pasado mes de marzo en San Sebastián, un decálogo, promovido por la Fundación Ecología y Desarrollo (Ecodes) y el grupo Mediación Dialéctica de la Comunicación Social (MDCS) de la Universidad Complutense, con el objetivo de «romper el desequilibrio actual entre el reto que supone el cambio climático para el conjunto de la humanidad y su escasa presencia en la información diaria que recibe la ciudadanía».

Uno de los puntos de ese decálogo es, precisamente, «popularizar la terminología específica necesaria para la comprensión del fenómeno», recuerda Larena.