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| Agencia Efe

Aurora Egido es ya la séptima mujer en la Real Academia Española

Aurora Egido se ha convertido  en la séptima mujer que hay actualmente en la Real Academia Española, tras la lectura de su discurso de ingreso, dedicado a Baltasar Gracián, en una ceremonia en la que ha estado acompañada por familiares, amigos, académicos y representantes del mundo universitario.

Aurora Egido en la Real Academia Española. Foto: ©Efe/RAE

Gran experta en el Siglo de Oro y catedrática de Literatura de la Universidad de Zaragoza, Egido se suma a partir de ahora al trabajo que realizan en la RAE las académicas Ana María Matute, Carmen Iglesias, Margarita Salas, Soledad Puértolas, Inés Fernández Ordóñez y Carme Riera.

Salvo Matute, todas ellas han asistido al ingreso de Egido, al igual que lo han hecho académicos como Luis Goytisolo, Gregorio Salvador, Luis María Anson, Arturo Pérez-Reverte, Francisco Rico, José María Merino, Luis Mateo Díez, Pedro Álvarez de Miranda, Salvador Gutiérrez y José Manuel Sánchez Ron.

Muy elegante, con un vestido largo azul marino, Egido (Molina de Aragón, Guadalajara, 1946) entró en el salón de actos de la RAE minutos después de las siete de la tarde, flanqueada por la escritora Carme Riera y por el actor José Luis Gómez, los dos últimos académicos en ingresar en esta institución.

Instantes después, la nueva académica comenzó la lectura de su discurso, titulado La búsqueda de la inmortalidad en la obra de Baltasar Gracián. Ella es una gran experta en el autor de El Criticón y hoy leyó un resumen del extenso libro, de 350 páginas, que ha preparado con motivo de su ingreso.

La infanta Margarita de Borbón y Carlos Zurita, duques de Soria; la consejera de Educación del Gobierno de Aragón, María Dolores Serrat, y el rector de la Universidad de Zaragoza y presidente de la CRUE, Manuel José López, fueron algunos de los asistentes que acompañaron a Egido, Premio Nacional de Investigación en Humanidades «Ramón Menéndez Pidal».

En el estrado, el director de la RAE, José Manuel Blecua; el secretario, Darío Villanueva, y el vicedirector de la Academia, José Antonio Pascual, escucharon también la lectura del discurso, en el que Egido tuvo palabras de elogio para su antecesor en el sillón «B», el cineasta José Luis Borau, ese hombre «inasequible al desaliento», como lo definió Mario Vargas Llosa en su contestación al discurso de ingreso en la RAE del cineasta.

En aquella ocasión, según recordaba hoy Egido, el escritor peruano destacó la condena que hizo Borau en sus artículos «del patrioterismo, el peso monolítico de las raíces y la visión de campanario». El cineasta defendía «el rigor y la excelencia de un cine que debía a toda costa trascender las fronteras para hacerse universal».

La directora de la Biblioteca Nacional, Ana Santos; políticos como Miguel Herrero y Rodríguez de Miñón y Miguel Ángel Cortés; rectores de varias universidades madrileñas y miembros de las Reales Academias de la Historia, Bellas Artes y Ciencias Morales y Políticas oyeron las reflexiones de Aurora Egido sobre la obra de Gracián.

Tampoco quiso perderse la ceremonia el alcalde de Molina de Aragón, Jesús Herranz.

De darle la bienvenida a la RAE, y de contestar a su discurso, se encargó el poeta Pere Gimferrer, amigo de la nueva académica desde finales de los sesenta y uno de los tres que propuso su candidatura junto con Carmen Iglesias e Ignacio Bosque.

Gimferrer hizo un recorrido por las numerosas publicaciones de Egido (unas trescientas) y recordó las palabras con que Fernando Lázaro Carreter le definió en una ocasión a la nueva académica: «Aurora es un genio».

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