«Es un tema que no se agota y creo que al ciudadano le interesa muchísimo. Existe un interés real por estas cuestiones», ha declarado Fernández a Efe minutos después de conocer la obtención de un premio que la ha hecho «superfeliz» y procurado «una inmensa emoción», tanto por llevar el nombre de Miguel Delibes como por «todo lo que representa» la naturaleza de su convocatoria.

El jurado, del que ha formado parte Ignacio Camacho como ganador de la edición anterior, ha tenido en cuenta el continuado empeño de Pepa Fernández por divulgar y concienciar sobre la necesidad del buen uso del idioma durante los más de 1.500 programas de No es un día cualquiera censados durante estos dieciséis años.

«A veces incluso se nos ha criticado la obsesión por el español, la lengua, las letras y las humanidades», ha añadido acerca de las múltiples secciones que durante esas temporadas han encarnado ese empeño como las dedicadas a las palabras moribundas, a su origen etimológico y a advertir vicios, errores e incorrecciones.

Entre otros ejemplos de ello, el jurado ha esgrimido en el acta que recoge el fallo el programa especial emitido el pasado 11 de octubre con motivo del Día de la Hispanidad, donde la lengua ocupó un lugar preeminente como vínculo de una comunidad hispanohablante de más de quinientos cincuenta millones de personas en el mundo según el Instituto Cervantes.

Del interés real que Fernández ha observado por la lengua durante su ejecutoria profesional, ha puesto como ejemplo los libros del filólogo y director de la Academia de la Lengua Fernando Lázaro Carreter, «auténticos superventas», que publicó a partir de los artículos que enviaba semanalmente al diario ABC bajo el epígrafe de El dardo en la palabra.

El Premio Nacional de Periodismo Miguel Delibes, que recibirá a finales de enero en Valladolid, distingue en Pepa Fernández «casi una obsesión» por un asunto «que los escuchantes han agradecido al situarnos como el segundo programa más escuchado en la radio de los fines de semana».

La clave de esa longevidad en las ondas, sin merma de respaldo popular, radica a su juicio en haber sabido marginar de su contenido asuntos suficientemente tratados durante la semana como «el fútbol, la política y el corazón» y haberse dedicado «a los que interesan verdaderamente al ciudadanos», entre ellos el lenguaje.

Ha sido «un trabajo de largo recorrido», ha evocado Fernández antes de admitir cómo las «prisas y urgencias» impuestas por las redes sociales «son muy malas consejeras a la hora de redactar».

«Lo podemos ver incluso en periódicos de papel consolidados. Nos hemos descuidado un poquito en la defensa de nuestra principal herramienta de trabajo, que es el lenguaje», ha concluido.

El Premio Nacional de Periodismo Miguel Delibes, patrocinado por la entidad financiera La Caixa y dotado con 6.000 euros, distingue anualmente la defensa y el uso adecuado de la lengua española en los medios de información en cualquier tipo de soporte: impresos, digitales, radio y televisión.

Los ganadores de las ediciones anteriores han sido Ignacio Camacho (2014), Iñaki Gabilondo (2013), Magí Camps (2011), Joaquín Sánchez (2010), Luis María Anson (2009), Antonio Álamo (2008), Tomás Hoyas (2007), María de los Ángeles Sastre (2006), Andrés Trapiello (2005), Valentín García Yebra (2004) y Javier Marías (2003).

Lo han ganado también Juan José Millás (2002), Carlos Luis Álvarez “Cándido” (2001), José Jiménez Lozano (2000), Jesús Marchamalo (1999), Alex Grijelmo (1998), Vicente Verdú (1997) y Fernando Lázaro Carreter (1996), que fue el primer distinguido en el historial de este galardón.