Este es uno de los asuntos que se abordan en el congreso Las lenguas romances y los dinosaurios. Una revolución en la ciencia, que se ha inaugurado este martes en el Monasterio de Yuso de San Millán de la Cogolla, declarado Patrimonio de la Humanidad por ser cuna del español.
Pérez Lorente, uno de los coordinadores del congreso, ha resaltado la importancia de las lenguas romances en la investigación paleontológica, asunto que se aborda en este foro científico, en el que también se plantea resaltar la importancia del uso de las lenguas hermanas al español de países que tienen yacimientos paleontológicos y publicaciones sobre los dinosaurios.
En todos estos países, ha precisado, hay un problema de comunicación paleontológica en su lengua romance, ya que, «pese a ser unos de los mayores suministradores de material científico, casi todas las comunicaciones se elaboran en inglés».
Ello provoca que «los nuevos investigadores dediquen en exclusiva sus esfuerzos a publicaciones de difusión más fácil, incluso pagando por su aportación científica», ha detallado este profesor honorífico de la Universidad de La Rioja (UR).
Otro de los peligros que, según Pérez Lorente, convierte en fundamental el desarrollo del congreso es «el de las citas modernas en las revistas llamadas de impacto alto, que ignoran y ocultan las aportaciones primigenias, que quedan relegadas».
Así, la temática de las comunicaciones y ponencias de este congreso, que se publicarán en la revista Zubía, del Instituto de Estudios Riojanos, no solo versarán sobre la relación de las lenguas con la investigación científica en materia paleontológica, sino que se incluirá cualquier trabajo escrito en lengua romance que se refiera a investigación en este campo.
Las lenguas romances tienen tradición en la ciencia
Por su parte, el paleontólogo Giuseppe Leonardi, quien ha pronunciado la conferencia inaugural, también ha afirmado a EFE que las lenguas romances, principalmente el francés, el portugués y mucho más el español, tienen una tradición de publicaciones científicas, que se remonta al siglo XVII con Galileo Galilei.
«Es una lástima que se pierda este patrimonio de lenguas romances en la ciencia, incluso, porque son lenguas más ricas en relación con la lengua inglesa», ha precisado, además, desde su conocimiento y dominio de once idiomas, como el italiano, el inglés, el español, el portugués, el francés, el alemán, el latín, el hebreo y el árabe.
Leonardi ha defendido la importancia de optar por una lengua romance que se convierta en portavoz de todas ellas en revistas científicas de estos países donde se hablan.
Entiende que podría ser el español, ya que, según ha explicado, ocupa el cuarto lugar entre las lenguas habladas en el mundo y el primero entre los idiomas romances, por delante del francés, el portugués, el italiano y el rumano.
El inglés, ha subrayado, tiene la hegemonía en las publicaciones científicas porque es una lengua «muy sencilla, que no tiene declinaciones ni conjugaciones, tiene pocas reglas y es más fácil de escribir y de hablar con relación a las otras lenguas».
Además, «los nombres de los animales nuevos que se publican en las revistas científicas deben ser hechos con el alfabeto latino y con las reglas de la gramática latina», ha recalcado.
Este paleontólogo ha valorado también el avance de la tecnología y, en especial, la implantación de la inteligencia artificial en lo que a las citas científicas en lenguas romances se refiere, por las herramientas que ofrece en la traducción de los textos.