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| Ana mendoza (Agencia Efe)

Manuel Gutiérrez Aragón, «un grande del cine», elegido académico de la Lengua

Manuel Gutiérrez Aragón, «un grande entre los grandes» del mundo del cine español, ha sido elegido hoy académico de la Lengua, por una amplísima mayoría, para cubrir la vacante dejada en la Real Academia Española por el novelista José Luis Sampedro, fallecido en abril del 2013.

Manuel Gutiérrez Aragón, nuevo académico de la Lengua. Foto: ©Efe/Ballesteros

La candidatura de Gutiérrez Aragón (Torrelavega, Cantabria, 1942) fue presentada por los académicos Luis Mateo Díez, José María Merino y José Manuel Sánchez Ron.

A la sesión plenaria de hoy asistieron 25 académicos, y Gutiérrez Aragón, guionista y escritor, fue elegido por 22 votos a favor y tres en blanco en la segunda ronda de votaciones, en la que ya solo cuenta el voto de los presentes. En la primera hubo ocho votos por correo.

Tras el pleno, el secretario de la RAE, Santiago Muñoz Machado subrayó la trayectoria de Gutiérrez Aragón, «un grande entre los grandes» en el mundo del cine y dijo que sus conocimientos le vendrán «muy bien» a la Academia para modernizar el lenguaje audiovisual en el Diccionario.

Como señaló Darío Villanueva, director de la RAE, esta elección «consolida la presencia en la Academia de una personalidad del mundo del cine, que empezó con Fernando Fernán Gómez y continuó con José Luis Borau».

La RAE cuenta con un total de 46 sillas académicas. Actualmente, también están vacantes las correspondientes a las letras «U», ya convocada; «H», «s» y «K» cuyos últimos titulares fueron Eduardo García de Enterría, Martín de Riquer, José Luis Pinillos y Ana María Matute, respectivamente.

Para la vacante de García de Enterría se han presentado las candidaturas de la poeta, traductora y ensayista Clara Janés y la del rector de la Universidad de Alcalá de Henares, Fernando Galván, experto en Filología Inglesa.

El plazo de presentación de candidatos termina el 22 de abril, pero, como reconoció el secretario de la RAE, ya es poco probable que haya más aspirantes al sillón «U».

Las votaciones para esa plaza serán el próximo 7 de mayo y, según dijo Muñoz Machado, «no serán tan fáciles como las de hoy», dado que hay dos candidatos de perfiles muy distintos. La Academia tendrá que ver qué es «lo que más le conviene».

Miembro de la Academia de Bellas Artes desde el 2001 y presidente de la SGAE entre 1993 y 2001, Gutiérrez Aragón ha ganado importantes premios, entre ellos el Oso de Plata en el Festival de Berlín por Camada Negra (1977), la Concha de Plata del Festival de San Sebastián por Sonámbulos (1978) y el Premio Hugo de Plata del Festival de Chicago por Maravillas (1981).

También mereció la Concha de Plata de la crítica internacional en el Festival de San Sebastián por Demonios en el jardín (1983) y la Concha de Oro de ese mismo festival por La mitad del cielo (1986).

En octubre del 2008 Gutiérrez Aragón anunció su retirada de la dirección cinematográfica para dedicarse a escribir.

Con su primera novela, La vida antes de marzo, ganó el Premio Herralde 2009 y luego ha publicado Gloria mía (2012) y Cuando el frío llegue al corazón (2013).

En una entrevista con Efe, el nuevo académico aseguró que se siente «muy honrado de pertenecer a la Real Academia Española», una institución que no lo ha llamado por sus méritos, «si los hubiere», sino porque representa al cine.

Su elección no la ve «como un premio o una recompensa, sino como un trabajo», y, en su caso, le tocará hacerlo sobre «el lenguaje relacionado con el mundo audiovisual», en el que hay «un torrente de tecnicismos en inglés que evolucionan con una rapidez tremenda».

«Lo que hay que discernir claramente es si esos términos van a quedarse o no. Por ejemplo, ¿cuánto durará la palabra selfie?», se pregunta Gutiérrez Aragón sobre este término cuya incorporación al Diccionario está siendo ya estudiada por la RAE.

El nuevo académico dejó de hacer películas hace siete años, pero su gran pasión sigue siendo el cine, una industria que opina que hay que tomar «como una cuestión de Estado» y que «tiene que ser ayudada o protegida para que exista».

Y también cree que, a la hora de ayudar al cine, no se debería tener en cuenta «la adscripción ideológica de los cineastas, que, en su mayoría, son progresistas o de izquierdas. Aquí, y en cualquier país del mundo».

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