Aclaramos, como de costumbre, que la inclusión de estas palabras no implica necesariamente una aprobación o un rechazo, sino que tan solo se busca reflejar el modo en que los hablantes hacen evolucionar el léxico.
⇒ Creada con el comienzo de fantasma y la voz griega osmé, que significa ‘olor’, la fantosmia consiste en alucinaciones olfativas, es decir, en la percepción de olores inexistentes en el ambiente. Es similar a anosmia, que es la pérdida completa del olfato y que aparece con cierta frecuencia en las informaciones sobre los efectos de la covid.
⇒ La formación de voces a partir de siglas no es muy frecuente, pero tampoco imposible. A pecero (a partir de PCE), pepero (de PP) o ugetista (de UGT), entre otras, se les puede añadir oenegero, que es quien pertenece a una ONG. En todos los casos, su escritura se basa en el deletreo de la sigla.
⇒ En un tipo de fraude, una persona permite que se emplee su cuenta bancaria para recibir transferencias a cambio de una comisión, con el objetivo principal de que se camufle dinero de origen ilícito. Dado que, en cierto modo, se presta la cuenta a otra persona, a este fraude se le llama prestacuenta, combinando un verbo con un sustantivo.
⇒ Mediante una nueva técnica con rayos láser, unos investigadores han logrado estimular solo unos determinados receptores de la luz en el ojo humano. Al color percibido con este método, que los sujetos que participaron en el experimento han descrito como un azul verdoso muy saturado, lo han llamado olo.
⇒ Por su formación con el elemento foto-, un fotoprotector es, en principio, un producto u objeto que protege de la luz. Se refiere más específicamente a lo que más a menudo se llama protector solar, es decir, a una crema, una loción, un gel… que protege de las radiaciones solares, en particular de la infrarroja.
⇒ Al impulso irresistible de besar se le está llamando basorexia. Tal vez por la gran similitud del comienzo con la voz española beso, a veces se ve besorexia, pero en realidad procede del griego basi (‘beso’), al que se añade -rexia (de órexis, ‘hambre’).