Galicismos olímpicos del español
Un breve repaso a los términos franceses con presencia habitual en el léxico deportivo de los hispanohablantes.
El deporte mundial se prepara para una de sus citas más importantes: una que solo ocurre cada cuatro veranos (con la excepción de la pasada edición en Tokio). Los periódicos, las radios, las televisiones y las redes sociales se llenarán pronto de términos y expresiones deportivas de decenas de disciplinas distintas.
Llega todo un despliegue de medios para animar, apoyar y seguir a los mejores atletas del mundo. Algunos con un amplio bagaje y un largo palmarés a sus espaldas; otros con ganas de conseguir por primera vez uno de los ansiados metales. Tantos años de entrenamiento y preparación por fin tendrán sus frutos.
Durante semanas, emoción y nervios se fusionan en las retransmisiones de los periodistas, cargadas de vocablos técnicos y propios de cada competición: «El pívot no ha podido evitar el tapón», «Tarjeta amarilla para la delantera del equipo anfitrión», «El chileno demarra y deja atrás al pelotón», «El equipo uruguayo se prepara para la melé», «La haltera española ha conseguido su mejor marca»…
El porqué de los préstamos en el deporte
El lenguaje del deporte se mueve por todos los continentes y, poco a poco, arrastra con él palabras de otros idiomas. A veces, se trata de términos que expresan una realidad nueva que, hasta entonces, no tenía nombre en esa lengua; otras veces, se toman voces específicas de ciertas disciplinas que surgen en un país concreto, pero que, con el tiempo, traspasan fronteras.
El español no es una excepción a esta realidad. Muchas palabras que emplean los hispanohablantes cada día fueron, en su momento, propias de otra lengua.
Este año, el francés estará muy presente en todas las informaciones, más aún teniendo en cuenta que es uno de los idiomas de los que más voces ha tomado el español. En concreto, el diccionario académico recoge alrededor de 2000 palabras procedentes de la lengua gala. Además, muchas de ellas están marcadas como vocabulario específico del mundo deportivo (blocar, coquilla, culote, placar…).
La adaptación de los galicismos
Algunas de esas voces francesas se ajustaron hace tiempo al sistema ortográfico y de pronunciación del español, y puede sorprender saber que son préstamos. Es el caso de las palabras que aparecen destacadas a lo largo de todo este texto. Quizá se intuye que maillot procede del francés, pero resulta menos evidente pensarlo de detalle, tapón, tarjeta, chándal, bota o entrenar.
Entre otras cosas, los hispanohablantes pueden decir que disfrutan del ciclismo, flotan en el agua y hacen piruetas gracias, en cierto modo, al francés. Pero hay más palabras que le deben a este idioma (muchas más de las que cabrían en este artículo): abandonar, calibre, canotaje, carcaj, corcel, crampón, etapa, flecha, tirabuzón…
Prácticamente no hay un deporte de esta edición que no cuente con alguna palabra francesa entre su léxico habitual. Y quizá alguna de ellas genera dudas entre periodistas y curiosos del lenguaje deportivo, que ahora podrán disipar en la Guía de redacción de la FundéuRAE y Bridgestone de los Juegos Olímpicos.