Las utilizamos a diario. Están en nuestras vidas y, aunque no aparezcan en el diccionario de la RAE, forman parte indispensable de nuestro vocabulario. Son las palabras Google, Blackberry, Bluetooth y Nintendo Wii. Pero ¿alguna vez nos hemos preguntado de dónde sacaron las marcas en su día estas palabras para crear términos tan conocidos hoy en día? Veamos de dónde proceden.
Muchas veces lo hemos disfrutado a la hora de comer, es una carne vacuna realmente deliciosa, pero el nombre de solomillo nos parece naco y entonces le decimos entrecot que suena mucho más elegante. A fin de cuentas el entrecot y el solomillo son lo mismo: Es carne que se ubica entre el lomo y las costillas del animal y por eso el nombre de entrecot, aunque si consideramos que también está abajo del lomo, entonces en español viene a ser el sublomo que por facilidad de pronunciación se convierte en un solomo.
¿Seguimos con los números y los numerales? Bueno, pues «andando se quita el frío»: Con cifras se escriben los números de cuatro o más palabras. Sí, en lugar de: «Costó sesenta y tres mil doscientos treinta y siete pesos», usemos: 63 237 pesos. Así no hay confusión posible.
Los ciclones dejan pérdidas, aunque pasen lejos. Claro está que nos duele como propio, igual que «ese golpe en cualquier mejilla ajena», del que hablaba aquel gran hombre.
Se nos cuenta que la Real Academia quiere terciar en las abreviaturas de los mensajes cortos telefónicos, y detecto en la noticia un prurito típico de la institución: el de dejar su huella en la modernidad tecnológica, cosa que intenta desde hace tiempo. Pues bien: ahora nos sorprende la noticia de que estudia elaborar «una tabla de abreviaturas para los SMS».
¿Te has fijado cuántas veces se usa: un poco, con sus variantes: un poco que, un poco como, y un poco como que? He oído cosas contradictorias, incluso ofensivas, a causa de esa moda actual.
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