El Diccionario de uso del español de América y España VOX tampoco es muy explícito: «1. Persona que guía y manda a un grupo de personas, especialmente a un ejército o gente armada: el caudillo de una tribu; caudillos militares. 2. Título con que se adaptó en español la voz alemana führer y la italiana duce: Francisco Franco recibió comúnmente los títulos militares de Caudillo y Generalísimo».
Por su parte, el Diccionario del español actual, de Manuel Seco, Olimpia Andrés y Gabino Ramos registra: «1. (…) Hombre que ostenta el mando supremo de una fuerza armada (…) 2. El caudillo: En el régimen de Franco (1936-1975): El Jefe del Estado (…)».
No es que estas definiciones no sean válidas, sino que son incompletas. Los rasgos que atribuyen al «caudillo» son reales, pero las definiciones no toman en cuenta las connotaciones que, a lo largo del tiempo y del uso, la palabra «caudillo» ha ido adquiriendo. En el habla común es frecuente usar la palabra «caudillo» dentro de un concepto del todo ajeno al ámbito de lo militar, connotación que se explicita en la expresión «caudillo civil». Pero, además, es corriente atribuir al «caudillo», militar o civil, algunos rasgos característicos, como la tendencia al autoritarismo y al despotismo, el narcisismo, el culto a la personalidad y, sobre todo, el mesianismo. El «caudillo» típico se cree ungido por los dioses y predestinado a una labor sublime, casi siempre a la salvación de la patria, y a veces hasta de la humanidad.
Los diccionarios también registran «caudillaje»: «Mando o gobierno de un caudillo», vocablo al que se da como sinónimo en América de «caciquismo» (DRAE). También «caudillismo» y «caudillista».
«Caudillo» deriva del latino capitelum, que significa «cabecilla».