La importancia de los signos de puntuación —y de los signos ortográficos en general— radica en que permiten organizar claramente las ideas en el lenguaje escrito. Son un magnífico auxiliar con que cuenta el redactor; sin ellos sus pensamientos resultarían oscuros o ambiguos. El lugar y la longitud de una pausa, así como el ascenso o el descenso en el tono de voz, son elementos que dan sentido a lo que se lee o escribe y facilita la exacta comprensión del pensamiento.
Conocer el uso de los signos de puntuación, como herramienta indispensable para dar claridad a las comunicaciones escritas, es, por tanto, «no solo una necesidad para las personas que redactan, sino también una responsabilidad ineludible».