Keylor Navas, portero costarricense, con erre doble  (CRÓNICA)

Foto: ©Agencia Efe/Paco Campos

Hay en la vida normas de cumplimiento sencillo, hacederas, fácilmente comprensibles con tal de mostrar un mínimo de atención o voluntad: en el metro, por ejemplo, dejar salir antes de entrar no debería ser una misión irrealizable y, llegadas las Navidades, el sentido común aconseja no rematar la cena de Nochebuena con tres tabletas de turrón y hasta el envoltorio de los mazapanes.

Cualquiera que tenga ojos sanos, sin embargo, podrá observar la frecuencia con que cada vez más pasajeros se sitúan meticulosamente frente a las puertas del vagón, cien por cien centrados y dispuestos a entorpecer el paso franco de quien pretende apearse; del mismo modo, aquellos afortunados que cuenten entre sus familiares con parientes con boca habrán pasado por la experiencia, quizá en carne propia, de atiborrarse en Nochebuena como si la dentadura fuese a caérseles de golpe o los langostinos fueran a apuntarse a clases de defensa personal al día siguiente: «Este combate lo has ganado tú, pero en Nochevieja no le tocas ni un bigote a un solo langostino».

Pues bien: así como no echarse a un lado en el andén irrita a quienes quieren salir; tal como pegarse atracones suele ir seguido de empachos, de la misma forma incordia y se nos atraganta a menudo la norma ortográfica de convertir la erre en erre doble en las palabras compuestas cuyo primer elemento termina en vocal y el segundo comienza por erreanti + robo > antirrobo.

Valgan como prueba de esta resistencia frases como «El costaricense Keylor Navas será portero blanco para las próximas seis temporadas», «Paco Jémez no volvió a contar con el jugador onubense para tratar de conseguir la permanencia del conjunto franjirojo en Primera División» o «Jota Peleteiro se perderá media pretemporada por una microrotura».

En los tres casos, si seguimos la Ortografía de la lengua española, lo apropiado habría sido escribir costarricensefranjirrojo microrrotura, con erre doble para representar el fonema /rr/, «aunque en la palabra simple ese mismo fonema se represente con por ir en posición inicial».

Por cierto, quien dice erre doble en referencia al dígrafo rr igualmente puede decir doble erre, mientras que el nombre de la letra r es sencillamente erre, siempre erre y no ere en la actualidad, incluso cuando dicha letra se pronuncie como en parada o méritos.

Cuestión distinta es la triple R, por supuesto, denominación empleada en ocasiones para referirse a la antigua tripleta brasileña formada por Ronaldo, Ronaldinho y Rivaldo («Kahn le teme a la triple R de Brasil»), las cuatro R si se añade a Romario. (Aquí en España, en nuestra Liga BBVA, también el Real Madrid llegó a alinear juntos a Raúl, Robinho, Robben y Ruud van Nistelrooy).

Se trata, en fin, de normas sencillas: escorarse en el andén para que otros pasajeros bajen aun a riesgo de no posicionarse adecuadamente para el asiento libre avizorado, comer en Nochebuena un poco menos que el obeso montypythoniano de El sentido de la vida, duplicar la erre cuando quede entre vocales representando el fonema /rr/… Pautas de fácil cumplimiento, en teoría. Pero nunca está de más recordarlas. Para eso, para seguir promoviendo el buen uso del español, vuelven las crónicas lingüísticas de la Liga BBVA. Aquí estamos de nuevo: erre que erre.

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