El sufijo -ada vuelve a la carga  (CRÓNICA)

Foto: ©Archivo Efe/Fernando Alvarado

Si la crónica anterior concluía con la mourinhada de sentar a Casillas en el banquillo, ahora es Víctor Valdés el que, tras su desafortunada rotura de ligamento en el partido contra el Celta, se ha visto obligado a abandonar los terrenos de juego y ceder los guantes a Pinto.

Triste adiós a la Liga BBVA, previsiblemente, de un portero que ha ganado hasta en tres ocasiones el trofeo Zamora. Todos los aficionados al fútbol se conduelen de esta lesión y el barcelonismo lamenta, por añadidura, tener que confiarse a su guardameta suplente y pechar con sus cantadas.

Ha bastado una actuación discutida contra el Atlético de Madrid el pasado martes para que, sin llegarse a pañoladas, las críticas arrecien y los rumores sobre la no renovación de Pinto se multipliquen.

De nuevo, estos tres primeros párrafos sientan las bases para desarrollar nuevas series de sustantivos derivados mediante el sufijo -ada.

En primer lugar, por orden de mención, lo de mourinhada no es sino un ‘acto propio o característico de Mourinho’. Pese a haber abandonado el Real Madrid, el actual entrenador del Chelsea continúa brindando incesantes titulares a la prensa deportiva: «El portugués, protagonista de una nueva mourinhada, los acusó de preocuparse más de acicalarse que de ganar encuentros».

En este tipo de derivados a partir de nombres propios, que por lo común encierran cierto matiz peyorativo, el sustantivo resultante se escribe en minúscula y sin necesidad de comillas, ya se hable de charlotada  («La última charlotada del Tribunal Administrativo de Deporte», a partir de Charlot, el actor cinematográfico), de platinada («Que nadie se extrañe si hay platinada como hace cuatro años y se clasifican con gol de mano en el último minuto», a partir de Platini) o de cualquier otra invención similar, como uefada (de UEFA) undianada (de Undiano Mallenco, el árbitro).

En ocasiones, sin embargo, la carga negativa no es tan evidente, como en quijotada a partir de Quijote, o en panenkada, sustantivo con el que se alude a aquellos penaltis lanzados a lo Panenka: «Bastó la valiente panenkada de Ramos en la tanda contra Portugal para perdonarle el home run contra el Bayern».

Conforme a este paradigma, bien podría igualmente formarse thibautada como alternativa a Thibauting. Como el aficionado tal vez sepa, la excelente trayectoria del joven cancerbero atlético inspiró el año pasado a un aficionado belga a crear una web que hace acopio de fotografías que remedan las palomitas de Courtois.

Una thibautada, en suma, sería tanto la ‘estirada característica de Thibaut’ como la ‘fotografía que semeja dicha palomita’. (Y a partir de ahí también podría sustituirse Thibauting por thibautear, según el contexto, con el sentido de ‘imitar a Thibaut’ o ‘fotografiarse haciendo una parada característica de Thibaut’). Aparte de como ocurrencia graciosa, ¿no podría calificarse semejante fiebre imitadora como una coloquial frikada?

En segundo lugar, la palabra cantada se encuadra dentro de una larga lista de sustantivos en -ada que derivan de verbos, a menudo de movimiento: si cantar es ‘cometer un fallo estrepitoso’, según señala el diccionario Clavecantada es el ‘error espectacular, especialmente de un portero’; del mismo modo, a partir de los verbos arrancar, galopar o internarse se generan los sustantivos arrancada, galopada o internada.

Es así: la Liga BBVA sigue apretada, el margen de error disminuye cada semana y, con tantos nervios a flor de piel, no sería de extrañar que un simple fallo individual o un único resultado adverso desatase una pañolada o se viera contestado por el público con una pitada, donde el sufijo -ada se emplea entonces para designar ‘manifestaciones o pronunciamientos’, igual que en cacerolada sentada.

Sentada, en fin, y bien cubierta va a quedar la afición azulgrana cuando concluyan las obras de remodelación del Camp Nou aprobadas este fin de semana. Así, con todo el graderío bien cubierto, quizá no se agüen tanto los buenos resultados futbolísticos con circunstancias externas como la denuncia por el fichaje de futbolistas menores de edad. El debate está servido: ¿sanción justa o fifada?

 

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