cabeza cortada o cercenada, mejor que decapitada

Foto: © Archivo Efe/Frank Rumpenhorst

La expresión adecuada para referirse a una cabeza que ha sido separada del cuerpo es cabeza cortada o cercenada, no decapitada.

En los medios de comunicación, sin embargo, aparece a menudo el giro impropio, como se puede comprobar en los siguientes ejemplos: «Cuelgan la cabeza decapitada de un lobo en una señal de tráfico», «Aparece la cabeza decapitada de un supuesto mafioso» o «Descubren la cabeza decapitada más antigua del Nuevo Mundo».

El verbo decapitar significa, según el diccionario académico, ‘cortar la cabeza’, por lo que el giro cabeza decapitada significa ‘cabeza a la que se ha cortado la cabeza’, que carece de sentido. Sí se puede hablar de decapitar un cuerpo, un animal o una persona, y también, en sentido figurado, una organización o institución, aunque en este último caso es más frecuente emplear el término descabezar.

De este modo, en los ejemplos anteriores habría sido mejor escribir, por ejemplo, «Cuelgan la cabeza cortada de un lobo en una señal de tráfico», «Aparece la cabeza cercenada de un supuesto mafioso» y «Descubren la cabeza cortada más antigua del Nuevo Mundo». En el primer ejemplo podría optarse también por «cabeza de un lobo decapitado», pues fue a ese animal al que le separaron la cabeza, y a menudo podría prescindirse de la precisión, pues se sobrentiende, como en el segundo ejemplo.

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