Matteo describió a una flor como petalosa (en italiano el sustantivo fiore es masculino), pero su maestra no se limitó a señalarle que aquel adjetivo no existía, sino que lo animó a escribir a la Academia Italiana para que considerara añadir la nueva voz a la lengua del Dante. La Accademia della Crusca respondió ponderando la originalidad de la voz (petaloso = ‘pleno di petali, con tanti petali’) y manifestó su voluntad de incorporarla a la norma en cuanto quedara demostrado su empleo masivo. Twitter y Facebook se encargaron de volver viral la cualidad petalosa de las flores y así floreció petaloso en italiano.
Me figuro feliz al pequeño Matteo, aunque no mucho más que sus padres. También imagino radiantes a sus compañeros de clase y a la maestra Margherita Aurora, por no hablar de los vecinos de Marchesi di Copparo.
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