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| JAVIER LASCURAIN. Agencia Efe

Palabras, frases y expresiones para ilustrar una crisis

Paro, desahucio, recortes, precariedad... son algunas de las palabras que los ciudadanos asocian con la crisis, las que mejor definen o ilustran su vivencia personal de una situación compleja que dura ya varios años.

Wordle: Palabras de la crisis
La interrelación entre lenguaje y crisis, en especial en los medios de comunicación, centrará el VIII Seminario Internacional de Lengua y Periodismo que, organizado por la Fundación de Español Urgente (Fundéu BBVA) y la Fundación San Millán, se celebrará en La Rioja los próximos días 16 y 17.

La Fundéu BBVA ha preguntado a los ponentes que participarán en el encuentro cuál es, en su opinión, la palabra, expresión o frase que mejor ilustra la crisis. Estas son sus respuestas:

Escrache

«Una palabra importada del español argentino que es la culminación de todo el proceso de burbuja, hundimiento, rescate e indignación ciudadana hacia nuestros gestores económicos». (Magí Camps, redactor jefe de Edición de La Vanguardia).

Medidas desesperadas

«En líneas generales, la palabra crisis la asociaba a oportunidad de cambiar las cosas que no funcionan, pero cuando pienso en esta crisis particular lo que me sugiere es medidas desesperadas. Y es porque a lo largo de los cerca de 6 años de crisis ningún gobierno ha sido capaz de explicar a los ciudadanos y de desarrollar una hoja de ruta o un plan que nos ayude a superar la crisis. Los gobiernos, en lugar de ser proactivos han sido reactivos a merced de los  acontecimientos». (José Ignacio Conde-Ruiz, subdirector de la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (FEDEA)).

Depresión

«Por su dureza -20 por ciento de caída del empleo- y por su duración. Ambas cosas generan un ambiente depresivo en la sociedad, que acaba pensando que nunca saldremos de la crisis. Los economistas sabemos que hay vida después de una crisis de deuda, pero costará cambiar ese estado de ánimo». (José Carlos Díaz, economista jefe de Intermoney)

Desregular

«En mi opinión es la idea de la que procede la crisis que padecemos. La desregulación de los mercados financieros, que estaban reglados y vigilados hasta los años 80 por organismos nacionales e internacionales, dio origen a un formidable proceso de globalización. Ese proceso tuvo efectos positivos, pero también originó efectos tremendamente negativos que son los que provocaron el estallido de la crisis. Sin desregulación no hubiera habido una crisis como la actual». (Soledad Gallego-Díaz, columnista y miembro del comité editorial de El País)

Reajustes

«Además de ser eufemística, tiene connotaciones de infinitud: por definición, un reajuste es algo que ya ha sido ajustado, pero que puede volver a ajustarse. Y, además, como eufemismo pretende arrojar una imagen positiva: se ajusta o reajusta aquello que está estropeado, que es necesario arreglar. Otra cosa es que cuando oímos ajuste o reajuste ya pensemos en recorte (que también podría analizarse, irónicamente, como volver a cortar)». (Elena Gómez, profesora de Redacción Periodística de la Universidad Europea de Madrid).

Naufragio

«Si pienso en el estado de bienestar, asocio la crisis a un naufragio, a un naufragio como el del Titanic, el hundimiento de un buque que considerábamos seguro y estable. Si miro hacia la educación y hacia la investigación, veo la crisis como un drama, el drama de una ceguera que está borrando los caminos del futuro y, por lo tanto, de la esperanza. Si me acerco a la juventud, experimento una amargura infinita. Al leer la prensa diaria, cargada de noticias de corrupción, de evasiones, de desahucios junto a amnistías fiscales, de promesas falsas… siento indignación». (Salvador Gutiérrez, catedrático de Lingüística General de la Universidad de León y miembro de la Real Academia Española).

Ruptura

«Porque romper recoge entre sus muchas acepciones aspectos y sensaciones que los ciudadanos sienten ante una época de crisis: ‘deshacer la unión de algo’, ‘interrumpir la continuidad de una situación’ o, en un sentido más positivo ‘tener principio, comenzar’». (Carmen Llamas, profesora de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Navarra).

Lo peor de la crisis ha pasado

«No estoy seguro de que la frase sea, stricto sensu, representativa de la crisis. Pero sí estoy seguro de que es sintomática respecto a las tensiones que este periodo ha generado y de las expectativas de salida del mismo. La han pronunciado miembros de gobiernos de diferente signo político en distintos países y de distintos organismos económicos, nacionales e internacionales, en todos y cada uno de los cinco años en los que llevamos sufriendo esta situación, siempre con la esperanza de anunciar que, al fin, llegan tiempos mejores en lo económico. Paradójicamente –o, quizá, no tan paradójicamente- la frase empezará a describir esa anhelada realidad de mejora económica únicamente cuando salga de la boca del ciudadano común». (Víctor Márquez, director de Comunicación del Banco de España).

Hemos vivido por encima de nuestras posibilidades

«Con esa frase, expertos, UE y Gobierno explican las medidas duras que han debido tomar para purgar el pecado del despilfarro. La frase es de uso popular, por tanto fácilmente comprensible y extraordinariamente asimilable por parte de la gente. Por eso ha prendido en la calle. Y si he de elegir una palabra sería rescate. Hasta mayo de 2010, era un concepto positivo, salvar a alguien de perecer. Ahora es una amenaza para el país. Los rescatadores no vienen a salvarnos, sino a hacernos sufrir más. Su significado, pues, ha cambiado». (Lucía Méndez, redactora jefe de Opinión de El Mundo).

No sé cómo va a acabar esto

«Es una de las frases que mejor ilustra la difícil situación actual, y que se oye constantemente en plazas y mercados. Resume el ambiente de incertidumbre (el no saber hacia dónde se va) y de miedo (a perder la casa, el trabajo, la pensión, la prestación sanitaria, los ahorros, etc.) que se respira actualmente en nuestro país y que se va extendiendo poco a poco entre la ciudadanía». (Ricardo Morant, catedrático de Lingüística General de la Universidad de Valencia).

Déficit

«El término que define la crisis española es déficit porque el indicador más evidente en los años 2006 y 2007 de que íbamos al hundimiento fue el déficit por cuenta corriente de más 10 % del PIB que acumulamos. Eso debió alertar a cualquier responsable económico. Esto nos llevó a un déficit fiscal enorme que no ha hecho más que incrementar nuestras deudas. Pero además del déficit de empleos que nos atosiga, en España tenemos otros déficits que no son precisamente económicos: tenemos un déficit institucional que se refleja en el agotamiento del modelo político de 1978 y en un déficit de valores que ha debilitado nuestra sociedad». (John Müller, director adjunto de El Mundo).

Hacemos lo que hay que hacer

«Es una expresión que proporciona como justificación para hacer algo una obligación (hay que) que, por su carácter impersonal, no remite a fuente alguna. Una obligación sin fuente clara queda indeterminada. Y así es esta crisis: se puede identificar una causa definida pero, cuando se pretende ascender a la causa de dicha causa, el camino se borra. Queda la impresión difusa de que algo está sucediendo por algo, pero no se sabe qué exactamente». (Salvador Pons, catedrático de Filología Española de la Universidad de Valencia).

Indignado

«Creo muy afortunada esa expresión, que retrata el estado de ánimo de los perjudicados de la crisis, que somos casi todos. A partir de la publicación del libro Indignaos de Stéphane Hessel en 2010, la palabra empieza a utilizarse para definir a los jóvenes que, al estilo de la primavera árabe, toman las plazas porque se ven condenados a un futuro de precariedad. La indignación (‘irritación, enfado vehemente’ según la RAE) desmintió los tópicos de una juventud pasiva y anestesiada. No todo lo que se hace en nombre de la indignación es acertado, ni la dinámica de protestas va a lograr sus grandes objetivos, mucho menos forzar un cambio de sistema. Pero la indignación me parece hoy la actitud ciudadana más digna posible en unas circunstancias terroríficas». (Ricardo de Querol, redactor jefe de Sociedad de El País).

Empoderamiento

«Frente al fatalismo y la resignación, el nuevo activismo en red promueve estrategias y tácticas, muchas veces apoyadas en la tecnología, para organizarse al margen de organizaciones previas, romper el discurso dominante y protestar y pedir cambios radicales. Todo ello se resume en esta palabra, que procede del término inglés empowerment. Probablemente su manifestación más popular sea la consigna ‘Sí se puede’. Difundida en pancartas, en redes sociales, pronunciada en protestas o en el Parlamento, ha desbordado el ámbito de la contestación y su uso ha llegado a espacios masivos como los campos de fútbol». (Yolanda Quintana, periodista, coautora junto a Mario Tascón del libro Ciberactivismo).

 

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