Durante estos días oirá en las transmisiones que los locutores argentinos hablan de «hockey sobre césped» e incluso le aparecerá en alguna crónica como «jóquei», según la grafía que recomienda el Diccionario panhispánico de dudas a partir de una adaptación del término inglés.

En las dos partes de treinta y cinco minutos verá acciones como el «arrastre», en el que se impulsa la bola con el stick para buscar un golpe de colocación, o el «túnel», con el paso de la bola a través de las piernas separadas del rival alternando un toque de derecha con uno de revés.

Presenciará cómo los adversarios se quitan la bola con un «barrido» al bajar el palo a ras del suelo, un jab tras amagar con el stick delante y detrás del palo del rival o un tackle al moverlo de arriba hacia abajo.

Fíjese en los diferentes golpeos de la pelota, con especial atención al scoop para realizar desplazamientos largos por encima de la hierba, al flick para lanzarla con elevación y al chip y al chop en los que se eleva la bola para después golpear de manera que, respectivamente, describan una parábola grande o pequeña.

Disfrute con el espectáculo de la ejecución del «penalti córner», con el impulso de la bola hacia un compañero situado a la entada del área para que remate, a diferencia del «penalti stroke» en el que un solo jugador lanza desde el punto de penalti con el resto de jugadores situados tras la línea de 22,9 metros.

Aunque en España el mayor número de equipos de esta modalidad deportiva se concentra en Cataluña, recuerde que en Asturias esta disciplina olímpica ha sido practicada tradicionalmente por las mujeres, con varios equipos en Gijón y Avilés.

Recuerde que en este tipo de «jóquei», Asturias cuenta con una campeona olímpica en los Juegos de verano de 1992, María de los Ángeles Rodríguez Suárez, y más recientemente con un campeón europeo sub-21 en el 2004, Juan Fernández de la Villa.