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| Agencia EFE

Humoristas alertan de la «presión» que imponen internet y las redes sociales

Algunos de los humoristas que han participado hoy en el Seminario Internacional de Lengua y Periodismo han alertado de la «presión» que les imponen internet y las redes sociales, ya que muchas personas pueden malinterpretar su trabajo en medios periodísticos «serios».

Esta es una de las ideas que ha protagonizado hoy la segunda y última jornada del XI Seminario Internacional de Lengua y Periodismo El lenguaje del humor en el periodismo en español, organizado por la Fundación San Millán de la Cogolla y la Fundación del Español Urgente, patrocinada por la Agencia Efe y el BBVA.

Una de las mesas redondas ha reunido a humoristas y guionistas que colaboran con programas de radio informativos, como José Antonio Pérez Ledo, de la Cadena Ser y eldiario.es; el caricaturista de La Vanguardia Jaume Capdevilla, entre otros.

Foto: ©Fundéu/Judith González Ferrán

Ambos han coincidido en la importancia que tiene en su trabajo recibir la respuesta «de quien está al otro lado», aunque, hoy en día, la tecnología permite que esa respuesta llegue de quien no entiende la ironía o el sarcasmo y eso puede llegar, incluso, a generar presiones en sus empresas.

Capdevilla cree que «el humor forma parte de la esencia del ser humano y, por eso, puede funcionar en cualquier formato», pero «la percepción de la realidad es diferente en diferentes personas».

«Hay una brecha entre la realidad y su percepción y el humor habita en ese hueco», ha añadido el caricaturista catalán, para el que «el humor impide que nos volvamos todos locos y es imprescindible para el ser humano y lo único que cambia con el tiempo es el formato».

Ha abogado por hacer humor «sobre todo aquello que defenderíamos también de una forma seria» porque «eso le da un componente ético al humor y refuerza a su autor» frente a quien no entienda el mensaje.

«Internet ha cambiado muchos paradigmas, se busca lo lúdico en todo, casi en exceso, y, por eso, hay mucho humor en la red», ha explicado, aunque «hay que admitir que haya a quien no le guste, como ha pasado siempre con la sátira».

El guionista y colaborador periodístico Pérez Ledo ha asegurado que «nadie sabe porqué funciona un chiste» y «si se supiera, el mundo sería muy loco» ha ironizado.

«Lo que cambiado no es el humor, sino el contexto, y por eso se necesita recibir una respuesta, para saber si algo funciona o no», ha explicado este autor bilbaíno, quien ha trabajado para comunicadores como Andreu Buenafuente y Pablo Motos.

Pero ante esa necesidad de obtener respuesta, «hay que tener mucho cuidado» porque a través de internet «puedes recibirlas de todo tipo y de muchas personas que no han entendido el contexto», ha añadido.

Podría ser, ha dicho el periodista de El País Jaime Rubio, que «todavía estemos en un periodo de aprendizaje con lo que son las redes sociales y su relación con el humor» porque «internet puede ayudar a comprender el contexto», aunque «en muchas ocasiones parece que ocurre lo contrario».

Las redes sociales han creado «modos de presión ciudadanos», ha añadido Jorge Bustos, que colabora entre otros medios con El Mundo y que ve en esta situación «un peligro para la libertad de expresión mayor, en ocasiones, que las clásicas presiones de los políticos», sobre todo si una empresa periodística ve las opiniones de las personas como negativas.

Pero, «quizá, sea mejor no perder el tiempo con quien no entiende el mensaje», ha zanjado la periodista de RNE Nieves Concostrina en el seminario, que se celebra en el Centro Internacional de Investigación de la Lengua Castellana (Cilengua), ubicado en el municipio riojano de San Millán.

El catedrático de Lingüística de la Universidad de Valencia, Ángel López, ha enmarcado el humor en España en una tradición romana, que asociaba las cosas divertidas «al carnaval, a las situaciones cómicas», con lo que «aquí, en vez de apreciar juegos de lenguaje», lo que gusta es «reírse de otro y utilizar el humor como arma arrojadiza».

«Mantenemos conceptos de humor de tertulia televisiva chabacana, qué le vamos a hacer», ha dicho y ha asegurado que «se trata de una tendencia histórica, como prueba el que, en su época, triunfara menos Cervantes, que hacía algo más inteligente, y más Quevedo, que era más zafio».

Foto: ©Fundéu/Judith González Ferrán

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