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| Lucía Caballero (yorokobu.es)

En Whatsapp no todo es lo que parece

En las conversaciones a través de mensajes instantáneos hay que estar muy atento para adivinar las intenciones del otro. No sirven las normas de los diálogos hablados, pero tampoco las de una carta. Un punto puede decir más que mil palabras.

Y punto es una expresión recurrente. «No pienso hacerlo. Y punto». El tema está zanjado, no se hable más. Por supuesto el punto de la frase se refiere al punto y aparte; al punto y seguido no podría atribuírsele la misma connotación. Pierde credibilidad por ir seguido de otra palabra, por mucho que esta tenga que comenzar con una imponente mayúscula.

El signo de puntuación que marca el final de una frase se utiliza en el lenguaje escrito y, de manera más imperceptible porque nadie lo menciona, en el hablado. Si tuviéramos que añadir los mensajes instantáneos a la ecuación, ¿de qué lado irían?

Las conversaciones que se mantienen por Whatsapp tienen un poco de ambas partes. Utilizas el teclado del móvil y puedes leer las palabras en la pantalla, pero el tono que usas no tiene nada que ver con el de una carta (si es que alguien se acuerda de ellas). Las reglas tampoco son las mismas que en un diálogo en vivo y en directo.

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