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| Isabel Valdés (Agencia EFE)

El insulto como gancho para atraer a los alumnos a aprender otros idiomas

Los idiomas están plagados de insultos y palabras malsonantes que reflejan la cultura de un pueblo. Así, mientras los alemanes recurren al mundo animal para ofender, los españoles utilizamos términos religiosos y todos ellos llaman la atención de aquellas personas que se acercan a nuevas lenguas.

Así de claro lo tenían los directores del curso de la Universidad de Extremadura Fraseología constructiva: insultos, eufemismos y términos malsonantes en distintas lenguas, Alfonso Corbacho y Eloy Martos, cuando decidieron reunir a un grupo de expertos en esta materia para atraer al alumnado a otros idiomas y a otras culturas.

Corbacho asegura, en declaraciones a Efe, que desde los estadios iniciales en el aprendizaje de una lengua extranjera, las unidades fraseológicas o expresiones idiomáticas constituidas por insultos, eufemismos o términos malsonantes «despiertan un enorme interés en los estudiantes».

«A nadie deja indiferente las connotaciones ofensivas, groseras o vulgares que, en muchos casos, ocultan o arrastran estas piezas léxicas», añade.

Y en esta dirección, el curso ha tratado de analizar, por un lado, esa parcela de un idioma que va cargada de enunciados ofensivos y, por otro, ver cómo se maquilla la realidad y edulcoran algunas situaciones en diferentes lenguas, señala el catedrático en Filología Alemana.

En concreto se han estudiado y comparado insultos y eufemismos en español, inglés, francés, alemán, árabe y portugués.

En cuanto a las conclusiones, Corbacho indica que no existen datos suficientes para decir que un país utiliza mas insultos que otros o que haya diferencia entre el norte y el sur.

«Aunque pueda parecer que los españoles utilizamos mas tacos y términos malsonantes, no se puede asegurar», resalta y añade que han contado con expertos del País Vasco que «han tumbado la teoría de que en el sur se utilicen mas insultos».

Lo que sí han remarcado a lo largo del curso son las diferencias que existen entre los idiomas y las distintas connotaciones que tiene la misma palabra en unos u otros.

Así, apunta que aunque la fauna y las metáforas con animales son un insulto recurrente en todos los idiomas, en el alemán tienen más connotaciones peyorativas, sobre todo, añade, cuando se utiliza al cerdo.

Otro de los temas recurrentes, señala el catedrático, es el mundo religioso, aunque explica que en España «se utilizan mucho más que en otros idiomas en los que no es tan abundante o copioso».

En este curso, que ha durado 20 horas, también se ha estudiado la cronología y diacronía de los insultos y se ha apuntado cómo la palabra puta aparece ya así escrita en La Celestina de 1502, aunque su origen se remonta a mucho antes.

«El insulto es algo que ha existido siempre en nuestra cultura», ha indicado a Efe el codirector del curso, Eloy Martos, quien además habla del «arte de insultar» y pone de ejemplo las obras de los dos grandes de la literatura: Shakespeare y Cervantes.

Don Quijote, señala el catedrático de Lengua y Literatura, utiliza inmensidad de insultos contra Sancho del tipo infacundo o deslenguado y a su vez Sancho se refiere al caballero hidalgo con refranes que no llega a entender y le desesperan.

En concreto, Martos ha tratado la fraseología desde el punto de vista de la cultura popular, como son refranes, eufemismos y modismos.

La expresión sacar de quicio, no tiene traducción de una lengua a otra, ejemplifica.

El español, continúa, cuenta con una gran vertiente popular y el idioma está lleno de modismos, expresiones idiosincrásicas que no se entienden de una lengua a otra, sobre todo en Latinoamérica.

Expresiones como A buenas horas mangas verdes o Tomar las de Villadiego son testimonios de una herencia cultural y es complicado buscar el referente parecido en otro idioma, apunta Martos.

Asimismo, señala que todas las expresiones relativas al toro en la cultura hispánica «son incomprensibles para la cultura anglosajona».

Por último, indica que, en la actualidad, los insultos son «mucho más agresivos».

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